El cohete llegaba para quedarse en próximas ediciones y contribuía a recuperar el vestuario rojo y blanco que muchos vecinos se animaron a sacar a la calle. Fueron las quintas del 2002 y 2003, que por la pandemia no pudieron vivir su día en las fiestas patronales, las que tuvieron su “momentico” el sábado en el balcón consistorial ante los vecinos congregados. El joven César Osaba prendía un primer cohete, seguido por sus compañeros.
La alcaldesa de Allo, Susana Castanera, realizaba una valoración de San Isidro “que no puede ser más positiva”. “Había muchas ganas. Han sido unas fiestas muy participativas, muy cívicas y con actos para todas las edades. Se han vivido con total normalidad y se ha notado mucho el hermanamiento entre la gente de pueblo”, dijo la primer edil.
La degustación popular de migas el domingo por la mañana, preparadas, cocinadas y servidas por un grupo de cinco voluntarios, y la procesión de San Isidro fueron dos de los actos centrales del programa. También por primera vez durante el fin de semana se cortó al tráfico rodado la travesía, algo que “la gente ha agradecido un montón”.
En Allo esperan ya sus fiestas patronales, para seguir con la fiesta y la unión.