¿Cómo ha afectado el Covid-19 a tu profesión?
En el psicoanálisis es importante la sesión presencial, el encuentro del psicoanalista con el analizante en la consulta. En momentos como el que vivimos ahora es necesario el confinamiento para evitar la propagación del virus. Por ello, está muy justificado utilizar las herramientas que nos proporciona la tecnología. Así que lo hacemos por medios telemáticos, Skype o, con alguna persona, video llamada. Creo que las funciones más importantes en psicoanálisis: la palabra y la escucha, más todo lo que deriva de ello, queda resguardado en este modo de realizar las sesiones.
¿Qué valoración haces de la reacción que ha ido teniendo la población ante esta crisis sanitaria, como por ejemplo la compra de alimentos y papel higiénico de forma masiva, etc.?
Estamos en estado de alarma, en una situación que jamás habíamos vivido ni imaginado. No sabemos lo que va a pasar, si nos vamos a contagiar, cómo será después del confinamiento… Nos enfrentamos a la enfermedad, sabemos de la muerte en soledad de miles de personas, la pérdida de libertad, el derrumbe económico, etc. En una situación de tanta incertidumbre aparece la inseguridad y también el miedo. El comprar, el tener cosas y cuantas más mejor, se necesiten o no, no tiene que ver con la necesidad, sino con la seguridad. Tapa el miedo, es como un modo de llenar el vacío producido por tanta incertidumbre.
¿Qué personas son las más vulnerables ante el confinamiento? ¿Cómo afecta psicológicamente a los niños y a los adultos?
Son más vulnerables aquellas personas que son más frágiles psicológicamente, los que no tienen buena relación consigo mismos y, por tanto, carecen de la suficiente estabilidad psíquica. También son más vulnerables aquellos para los que los problemas del confinamiento son un añadido a sus problemas psicológicos anteriores.
Los niños pueden ser vulnerables, no tanto por el confinamiento, sino porque para ellos es difícil manejarse con el tiempo. Necesitan la respuesta inmediata, no entienden la espera si todavía no han elaborado o construido psíquicamente este concepto. Entonces, el tiempo se detiene para ellos, se aburren, pueden tener conductas de oposición y poca tolerancia a la frustración. Si los padres saben llevar la situación con tranquilidad, los niños también la llevarán mejor. En los adultos, cada uno tenemos nuestra particularidad, nuestro modo de afrontar y de reaccionar ante los conflictos que nos ocurren en la vida. Si el coronavirus despierta angustia, ansiedad o pánico, no se debe descartar la consulta con un psicoanalista.
¿Qué situación conflictiva está creando esta crisis en los hogares?
El confinamiento conlleva la separación de los seres queridos, de los amigos, etc. También la inmovilidad, pero nadie dijo que iba a ser fácil, al contrario, a medida que el tiempo pasa y que la situación se prolonga, se hace más difícil, nos cansamos, nos aburrimos y, sobre todo, nos preocupamos. Para sobrellevar esto es importante reinventarse, es un buen momento para la creatividad, para agudizar nuestro ingenio. Lo estamos viendo en la gente que sale a los balcones que, con su música, su baile o sus mil ocurrencias, se distrae y distrae a los vecinos a los que antes de esta pandemia apenas conocía, aunque la situación no es igual para todos, desde luego.
¿Qué consejos das para mantener una mente sana durante el confinamiento?
Creo que es importante ir pensando día a día. Es decir, procurar no pensar en el tiempo de modo abstracto, por ejemplo “¿cuánto durará esto? Si no acaba pronto no voy a poder”. Pensarlo así puede provocar ansiedad. El planteamiento debe hacerse día a día, por ejemplo: “voy a tratar de pasar este día de la mejor manera posible” o “qué voy a hacer yo para que este día me resulte llevadero y provechoso”. Para ello es importante establecer ciertas rutinas, estar ocupados, incluyendo espacios para el ocio y el ejercicio físico. Es muy importante cuidar los lazos sociales, aunque sea de manera virtual y hay que informarse a través de los medios oficiales y no sobresaturarse con las noticias que llegan de todas partes y masivamente, muchas de ellas falsas y que pueden crear alarma y miedo.
¿Qué cosas positivas aporta esta situación?
Quizás podamos aprender que es más importante el ‘ser’ que el ‘tener’, el cómo soy en mis relaciones familiares, de pareja, de trabajo, etc. Y no menos importante, el poder cambiar el individualismo de hoy día por lazos más solidarios, porque no avanzaremos solos sino con los otros.