Pueblos llenos de gente

Pueblos llenos de gente

Los veraneantes habituales de las localidades de Tierra Estella se quedan en sus hogares rurales durante más tiempo

A raíz de la crisis sanitaria y tras el confinamiento, los pueblos se han convertido, para muchos, en el lugar de refugio frente al Covid-19. Numerosas familias que poseen vivienda en el ámbito rural, no dudaron ni un minuto, tras el final del estado de alarma, en hacer las maletas para echarse en brazos de la libertad y el aire puro de los pueblos. En la mayoría de las localidades de Tierra Estella se percibe el aumento del número de vecinos, como es habitual en la temporada estival, con la diferencia, este año, de que su estancia es más duradera.

En una situación normal, antes de que el coronavirus marcara las riendas de los planes de las familias, los pueblos también se llenaban en verano. Las fiestas populares de las localidades, los ratos en las piscinas con los amigos, las noches a la fresca, las cenas de bocadillo en la calle, los paseos por la naturaleza, en fin, los innumerables ‘planes de verano’ conforman el principal atractivo que provoca que los pueblos se llenen de vida, sobre todo, en el mes de agosto.

Este verano, en el que el gran protagonista es el Covid-19, los pueblos también se han llenado y las casas, que durante el resto del año permanecen cerradas, han abierto sus puertas antes de lo habitual. No hay fiestas, algunas piscinas permanecen cerradas, pero ello no impide disfrutar de la sensación de pureza que ofrecen los pueblos frente a las ciudades. Los niños alegran las calles con sus voces y juegos, mientras los adultos conversan y pasean con las mascarillas. En medio de este paréntesis entre el confinamiento y la llegada del otoño, no hay que olvidar que es responsabilidad de todos cumplir con las medidas de seguridad establecidas por las autoridades sanitarias.

En Azuelo, las familias han instalado cuatro piscinas en las eras para poder refrescarse

El virus está ahí y existen focos de contagio en pueblos pequeños donde, además, el porcentaje de personas mayores que habitan en estos núcleos poblacionales, y que son consideradas de riesgo frente al virus, es alto.
¿Provocará la pandemia que se frene la despoblación? ¿Se volverán a llenar los pueblos de gente? ¿Se pondrá en valor la vida en el territorio rural?
En las siguientes líneas, el lector encontrará testimonios de vecinos y alcaldes de algunas localidades de Tierra Estella que han explicado cómo están viviendo este insólito verano.

‘Tres navíos en el mar’ por Azuelo
La preparación de las huertas provocó la primera estampida de vecinos que llegaron a Azuelo tras el fin del estado de alarma.

La huerta, ese terreno de tierra tan valioso que, si lo cuidas, tantos productos cría, se convirtió en la distracción de numerosas personas tras el confinamiento. Así lo comentaba a Calle Mayor Pedro San Emeterio, vecino del pueblo de Azuelo, donde están empadronados 29 vecinos, de los cuales tan solo unos 14 conviven a diario. “La segunda oleada ha sido en el mes de agosto. Están abiertas casi todas las casas del pueblo. La mayoría de vecinos han llegado desde Pamplona, Madrid, Logroño y Bizkaia. Durante el año no hay niños y ahora corretean por las calles unos 15. Es un gusto escucharlos y ser testigos del bullicio en el pueblo”, expresaba. Este año, ante la situación de pandemia, han instalado en las eras del pueblo cuatro piscinas, donde se refrescan y divierten los días de calor. “Por la noche salen a jugar con el bocadillo y juegan mucho al tradicional ‘Tres navíos en el mar’. Las personas que estamos tomando la fresca les damos pistas para que se encuentren los unos a los otros. Dan mucha alegría al pueblo”, reconocía Pedro San Emeterio. Para este juego se crean dos grupos. Unos se ocultan y los otros van a buscarlos. Los que están escondidos, o un emisor, chillan ‘tres navíos en el mar’ y los que van a buscarlos contestan algo así como ‘en busca van’ u ‘otros tres en busca van’. Cuando se encuentran deben correr al sitio establecido como lugar de salvamento para librarse. Este juego es un estilo al de ‘polis y cacos’. Los adultos, por su parte, se reúnen con cautela en la sociedad. “Solemos juntarnos los viernes y sábados las mismas personas para cenar y pasamos buenos ratos”, concluía Pedro, vecino de Azuelo.

En Bargota se ‘triplica’ la población
La localidad de Bargota posee más de 250 habitantes. No obstante, según la nueva alcaldesa, Cristina Remírez, “en verano se triplica la población. Me suelen decir que soy un poco exagerada, pero vamos, si no la triplica, la duplica”, expresaba.

La primera edil también reconocía que aunque todos los años, durante estas fechas, todas las casas de Bargota están prácticamente abiertas, este año, los que han venido a veranear han estado más tiempo. “Se nota mucho el aumento de vecinos y vecinas según la franja de edad. Normalmente suelen estar unos 5 menores de 15 años y, ahora, lo mismo hay unos 50”, comentaba Cristina. El principal atractivo de la localidad durante este verano es la piscina. “Hay unos 420 abonados y no se ha completado el aforo ningún día. Algún domingo sí que casi se agotaron las entradas diarias, que se han establecido en 20 para adultos y 10 para los menores”, detallaba.

“Normalmente habitan en Bargota unos 5 menores de 15 años y, ahora, lo mismo hay unos 50”. Cristina Remírez, alcaldesa

El frontón, la denominada Cambra o plaza de la iglesia, y el parque de la Bodega, son los principales enclaves del pueblo donde los menores y la juventud pasan más tiempo. Bargota, la localidad del brujo Johanes, vive un verano en el que el coronavirus ha provocado hasta la suspensión de la Semana de la Brujería. “La verdad es que como es un evento en el que la gente del pueblo participa de manera voluntaria, este año creo que lo hemos tomado como un descanso para poder volver con más ganas y nuevas ideas el año que viene”, reconocía Remírez. La alcaldesa, que tomó posesión por votación popular en julio, adelantó que los proyectos previstos a corto plazo son el cableado de la fibra óptica a mediados de septiembre. “Además, se va a desarrollar una nueva urbanización en la localidad, que ya cuenta con dos viviendas”, concluía Cristina.

Más vida en la calle en Arbeiza
La localidad de Arbeiza, en el valle de Allín, también ha visto aumentar su población tras el confinamiento. “Al principio tardaron en llegar, pero sí que se quedan para más tiempo y algunas personas, que ya no venían tanto, este año han optado por el pueblo”, explicaban algunos vecinos de la localidad. Actualmente, Arbeiza cuenta con alrededor de 200 vecinos y, este verano, nota la ausencia de las colonias. “Suelen venir más de 100 chavales que animan mucho la localidad”, recordaban. Los principales atractivos de la localidad son las zonas de baño que ofrece el río Ega. “Suelen bajar hasta con la barca.

También juegan mucho en el rebote y en la plaza del pueblo. Se han recuperado juegos tradicionales a los que ya no jugaban los críos tanto, como los polis y ladrones, por ejemplo. Una de las cosas positivas es que hacen más vida en la calle y han dejado de lado las videoconsolas”, reconocía Javier Vélez, vecino de Arbeiza. La localidad cuenta con numerosos eventos y actividades durante el año, que han tenido que ser suspendidas. “Además de las fiestas patronales, padres y madres de la localidad organizan durante el año muchos teatros, charlas, clases de yoga, etc., que se han tenido que suspender y que de normal dan mucha vida al pueblo”, comentaba Javier. Arbeiza cuenta con dos sociedades que permanecen abiertas, pero que los usuarios las utilizan con mucha responsabilidad.
Eduardo Martinicorena, alcalde del valle de Allín, informaba a Calle Mayor que, tal y como en el resto de Tierra Estella, también percibe que los vecinos que normalmente acuden a veranear, este año, lo hacen por más tiempo. “Se percibe que en muchos pueblos se han instalado piscinas hinchables. También, en localidades como Artavia, los habitantes acuden a la zona de baño del río, que este año se ha desbordado, y se ha optado por cerrar el parking público”, comentaba Martinicorena, quien apuntaba, además, que se percibe una mayor afluencia de gente en zonas de baño de Amillano y Bellín.

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