
¿Cómo surge la oportunidad de participar en diferentes ferias de arte de grandes ciudades como Munich y París?
Llega de manera imprevista. Yo tenía contacto con la galería Gaudí, de Madrid, desde hace unos años y he colaborado anteriormente con ellos como artista temporal. Estuve en una feria en Colonia y en otra en Marbella, pero perdí el contacto y hace un poco me volvieron a contactar. Habían visto toda mi obra nueva y les pareció interesante. Pensaron que se podía enseñar, y me propusieron quedarme como artista permanente de la galería, esto significa que mi obra está presente de continuo y viaja en sus ferias.
Este verano tienen previstas la feria de Munich y la de París, que son similares a Arco, unas ferias de galerías, no de artistas, y mi obra va representando a la Galería Gaudí. También en paralelo, sin fecha, realizaré una exposición individual en la galería, en Madrid. Y para este verano, igualmente, tengo otro proyecto ya iniciado que se podrá ver en el espacio Sugerencias del Museo Gustavo de Maeztu.
¿Cómo afrontas esta experiencia?
No voy a viajar a las ferias. No voy a poder ir ni a Munich ni a París, y es una pena no interrelacionarme con otros artistas y ver otros trabajos. Viaja la obra y la galería me representa. Para mí estas ferias son importantes para saber cómo funciona mi obra en países y en culturas diferentes. Cuando hago una exposición aquí, en casa, sí que tengo la oportunidad de verlo de primera mano. De hecho, cuando expuse en el Museo la última vez, venía, me quedaba un poco apartado y veía como reaccionaba la gente ante mis cuadros.
¿Qué importancia tienen los contactos en el mundo del arte?
Yo siempre he sido muy creativo y productivo, pero he dedicado muy poco tiempo a la promoción de mi obra. Ahora las redes sociales lo facilitan mucho y el contacto con la galería se retomó precisamente por este medio. Yo he partido de cero, sin padrinos, nunca he tenido muchas ayudas y me he movido en territorio muy próximo. Veo que las redes ahora abren oportunidades y confío en que salgan otros proyectos. Es ilusionante. Tengo mucha obra aún para exponer.
¿Cómo es tu arte en la actualidad?
Me muevo en lo lírico, en la emoción, en la evocación y en la nostalgia, con la contradicción de que yo lo que quiero contar es el futuro, la vida. En pandemia, en el confinamiento, reflexioné mucho sobre la naturaleza, sobre su poder, sobre cómo recuperó espacios que el ser humano había invadido y me refugié en la figura del árbol porque me parece que es un símbolo de vida, de continuidad. Me gusta el árbol desnudo por influencia del arte oriental.
Primero fotografío, pero no sé qué va a pasar con la foto. De repente me interesa la foto de un árbol, hago diferentes tomas, las paso al ordenador y paralelamente en el estudio voy pintando en acrílico, sobre arpillera, tela, cartón, lo digitalizo y hago mezcla con las fotos. Empiezo igual doce obras a la vez y la que me llama la atención la continúo, hasta que la acabo o no la acabo. Lo que pretendo es que la obra quede abierta a la mirada del espectador.
“Estas ferias son importantes para saber cómo funciona mi obra en países y culturas diferentes”
¿Cómo describes tu trayectoria?
Una primera etapa fue de formación, de aprendizaje, en óleo, acuarela, acrílico, pero sin un camino claro. Hasta que empecé a estar muy influenciado por el expresionismo y el informalismo. Creo que es ahora cuando he conseguido que todo ese bagaje se materialice en una combinación entre lo digital y lo manual. Intento que el resultado final recuerde al trabajo manual.
¿Qué quieres contar con tus obras, con qué quieres que se quede el espectador?
Con la emoción, que el cuadro le llegue, y lo hago por el camino de la evocación. Mi trabajo está muy unido ahora a la poesía y a la palabra.
¿Cómo te hace sentir el arte, qué papel juega en tu día a día?
Siento lo que mucha gente siente con la meditación, me lleva a un estado de relax total. Me centro en lo que estoy haciendo y me evado de todo lo que me pueda interrumpir. Es una necesidad vital. Yo pinto todos los días, de lunes a domingo. A veces una hora, otras dos, tres, depende.
¿Cómo está el mercado artístico?
Lo veo en estos momentos confundido. Se dan diferentes tendencias hacia el hiperrealismo, con las que no comulgo. Salvo a Antonio López que lo adoro, no veo que otros autores proyecten alma a sus obras, sino frialdad. Por otro lado, ha empezado a tener presencia la IA, con la que difiero del todo. Sé de compañeros que la están usando, por ejemplo, para bocetar, pero yo no entiendo partir de algo que no es tuyo. También hay mucho arte conceptual que confunde al espectador.
¿Puede afectar la IA más al diseño gráfico que a la producción meramente artística?
Pienso que sí porque el diseño gráfico tiene una función de servicio, da forma gráfica a una idea; sin embargo, la creación artística de un autor plástico es libre, el proyecto nace de la necesidad de contar algo y es único.
¿Qué momento comercial vive el arte?
Los canales son más abiertos gracias a las redes sociales, que funcionan como escaparates. El mercado es distinto ahora que hace unos años, en el mundo de las galerías se trabaja mucho por necesidades. Tienen una cartera de clientes de quienes conocen los gustos, necesitan un tipo de obra y la producción casi es a demanda.
Además de que tu obra vaya a participar en ferias en Europa, también vas a exponer en el Museo Gustavo de Maeztu, ¿qué va a suponer volver a mostrar tu trabajo en casa?
Para mí el Museo es un disfrute, porque puedo compartir con el espectador lo que he hecho, lo puedo vivir con él. Siempre he estado vinculado al Museo y me hace mucha ilusión exponer; en este caso, creo que va a ser la exposición más pequeña que ha habido.
¿En qué va a consistir?
Es un proyecto nuevo, he estado trabajando con técnicas manuales bocetos que han ido cogiendo entidad. Me fui centrando en obras pequeñas que me permiten llegar a la esencia de lo que luego serán cuadros. La directora, Camino Paredes, lo vio y le pareció interesante para la entrada del Museo. Son obras inéditas.