Casi sin creerse lo que habían hecho, las nadadoras del Club Natación Urederra Arancha Ruiz de Larramendi, fisioterapeuta de Estella, de 50 años y madre de tres hijos, y Eli Peña, malagueña, vecina de Estella y profesora de Educación Física de 43 años, regresaron a Estella sumidas en la nube del objetivo logrado. En 2018, realizaron la primera prueba de 15 km; en 2019, la de 19 km y este año, tras un 2020 de parón por el coronavirus, la tercera, la más larga, de 23.000 metros.
Atrás quedan los largos entrenamientos, no sólo en piscina, también en el pantano de Alloz e incluso en el mar; la ilusión y el compañerismo compartidos, el confinamiento y las restricciones COVID, compensados ahora por una satisfacción inmensa.
Ruiz de Larramendi y Peña enfocan el próximo año a la realización de pruebas más sencillas que la Triple Corona, pero esta pareja de “reinas de la natación en aguas abiertas” no se cansan y ya ponen la mirada en otros grandes retos para un poco más adelante.
ARANCHA RUIZ DE LARRAMENDI: “Salvo el grupo élite, los demás hacemos nuestro propio reto”
ELI PEÑA: “Me quedo con el compañerismo, con la ayuda entre nadadores, porque no llegas a meta sola”
¿Por qué la Triple Corona?
Eli Peña. Yo le tengo que dar las gracias a Arancha porque fue la que me enganchó para este reto y me metió en esta aventura. Salvo El Desafío de Santander en 2018, como preparatorio para la primera prueba de la Triple Corona, no había competido nunca en aguas abiertas.
Arancha Ruiz de Larramendi. En la travesía de Cabo de Gata me enganché a la ultra larga distancia. Vi un vídeo de la Triple y me gustó, ¿sería capaz? Enredé por aquí, le dije a Eli, también a Dani, Dani Azpiazu, que no pudo completar la Triple por cuestiones familiares, y nos pusimos los tres a entrenar.
¿Cómo os sentís terminado este reto de largo recorrido, después de cuatro años?
E. P. Cuando terminamos la primera travesía estábamos súper orgullosas. Cuando hicimos la segunda, que la nadamos en condiciones muy difíciles porque había mucho oleaje, corriente en contra y la temperatura era muy fría, fue euforia. Esta tercera prueba, de 23 km, ha sido como que no nos lo creíamos. Es ahora cuando empezamos a asimilar que fuimos capaces de nadar esa distancia. Estoy muy orgullosa.
A. R.L. Sé que la he hecho, que han sido cuatro años y que tenía muchas ganas de acabar, pero no soy consciente de la importancia de la Triple Corona. He vivido todo el recorrido durante todo este tiempo y ahora casi me parece algo normal.
¿Con qué os quedáis de la experiencia?
E.P. A mí lo que más me ha gustado de las tres pruebas, y en especial de esta tercera, ha sido el compañerismo, la ayuda entre los nadadores, porque la mayoría no hemos llegado a meta solos, sino con un compañero o compañera de viaje. Un amigo de estas pruebas que se llama Pablo, Arancha y yo, estuvimos nadando juntos hasta el kilómetro doce. Ahí Arancha se descolgó pero nosotros dos llegamos a meta juntos. La competición en estas pruebas no es contra nadie, es contra ti misma.
A. R.L. Es una experiencia que hay que vivirla. No es tanto la meta, es el camino, con tus compañeros, la convivencia, la preparación. En esta prueba yo tenía a mi hija en el kilómetro 20 de avituallamiento esperándome y a mi hermana en meta. Que mi hija me avituallara fue muy emocionante.
¿Cómo es nadar en las rías gallegas?
E.P. Es maravilloso. Sales de la isla, ves el fondo marino, las algas, estrellas de mar, peces… Como son travesías, sales tranquila y te da tiempo a disfrutar del fondo marino. La luz del mar abierto es preciosa. Es un azul muy intenso, se ve todo el fitoplancton en el agua, ves nécoras flotando. Las aguas son cristalinas y cuando están en calma, como ha pasado en esta última prueba, es precioso.
¿Qué tal habéis llevado nadar tantas horas en aguas frías?
A. R.L. Este año ha sido casi un lujo. Hemos tenido casi hasta calor. El mar estaba a 18 grados. La primera Corona tuvimos 15 grados al salir. Hay una cosa que se llama afloramiento, que se produce cuando el agua de abajo, de la ría, sale a la superficie y baja la temperatura. En aquella ocasión hubo un tramo de 4 km que tuvimos corriente en contra y luego la temperatura bajó hasta 11 grados. Tienes que estar muy bien entrenada. Nos daban chocolate caliente y eso ayuda mucho.
E.P. En tres años hemos tenido de todo. Fuertes corrientes, fuerte oleaje y frío.
A. R.L. En la segunda corona, sufrimos mucho oleaje. De hecho no pudimos salir de Sálvora, nos metieron en la ría de Arousa, que es la más complicada de todas, y aquello era lavadora con centrifugadora. Había mucho viento que levantaba la ola y cuando ibas hacia mar abierto para volver, no había forma. Y en el estrecho, entre la isla de la Toja y el continente, se formó una corriente que no nos permitía avanzar.
¿Qué habéis sufrido más: las corrientes o las bajas temperaturas?
E.P. Las dos cosas. El frío te produce hipotermia y cuando el nadador entra en hipotermia no es consciente de ello y el peligro es que se puede ahogar. Entonces siempre tienes ese miedo. Respecto a las corrientes, cuando llevas muchos kilómetros y tienes una corriente en contra, ves una mancha en el suelo y no la superas y no la superas, no puedes avanzar, te debilita.
A. R.L. Tienes que ir un pelín más rápido que la corriente. Si tienes fuerza suficiente, la pasas, pero si no, te agotas y ya no puedes.
Son muchos kilómetros, mucho tiempo en el agua, ¿en qué se piensa?
A.R.L. Al principio vas pensando, brazada larga, eficaz, en ahorrar energía, pero luego te vas a otros derroteros. También hay ratos que vas en blanco. Yo personalmente pienso mucho en mi padre y en mi abuela. Cada brazada que das miras al cielo y piensas “ahí están empujándome”. Este año he pensado también mucho en la residencia, en el año tan duro que ha sido, en mis compañeras.
E.P. Yo paso por muchos estadios. Al principio me canto a mí misma, en mi cabeza, la última canción que he escuchado en la radio. Luego, piensas mucho en lo que has hecho a lo largo del año y en toda la gente que te espera y que tiene ilusión como tú en que consigas el reto. Piensas en que puedes hacerlo, vas nadando junto a tus compañeros y te animas por debajo del agua. Y eso ayuda mucho. También hemos pensado mucho en Dani, que nos ha ayudado a entrenar y tenía mucha ilusión.
A.R.L. Salvo el grupo élite, que van a saco, los demás hacemos nuestro propio reto. Saber que tienes a alguien al lado, o detrás, crea un vínculo muy fuerte.
¿Cómo os habéis preparado para el reto?
A.R.L. Primero buscamos un entrenador, aquí no hay gente que sepa de aguas abiertas y sobre todo de ultra larga distancia. Hay que entrenar muchísimas cosas: la velocidad, el ritmo, la carga, volumen, la orientación, las olas, y la temperatura. Es fundamental. No es solo piscina. También hay que ir al mar cuando se puede. Tienes que intentar aclimatarte al frío y hemos ido al pantano en enero, febrero, marzo, abril…
E.P. Yo el último mes tuve la suerte de ir a Málaga y entrené en el mar. Siempre previo a la Triple buscas otro reto, otra prueba que sea intermedia para poder entrenarte. Los entrenamientos que te pone el entrenador son muy duros, largos, de 5.000, 8.000 metros…
A.R.L. Hemos hecho tiradas largas en el pantano todos los fines de semana, igual 12 km. Algunos días pasamos calor porque hay que acostumbrarse al neopreno y otros días frío porque hay que entrenar el frío. El pantano se nos ha quedado enano. También teníamos que entrenar a nadar contra la ola. Y la ola del pantano es horrible. Sin sal, con menos frecuencia y muy dura. También curte.
¿Es un reto que se vuelve a repetir?
A.R.L. Yo este reto no. Haré la liga máster este año, en verano la travesía de Santillana, de 15 km, pero más de 15 no. El próximo año sí que me gustaría hacer la ArousaMan, que es una prueba solidaria en la ría, y Rande, de 27 kilómetros.
E.P. A mí me gustaría volver a hacer alguna de las pruebas de la Triple, quizá la primera, o la segunda, por salir de Sálvora, pero pasará tiempo. Es mucho sacrificio. Sí que seguiré en aguas abiertas. Este año buscaré un reto más corto y el que viene, me gustaría también Rande.
A.R.L. Es un reto duro y largo, y el logro de mucha gente. Si no cuentas con el apoyo
LAS TRES CITAS
2018. Primera prueba. 15 kilómetros entre las islas Cíes y la playa de Ribeira, en Baiona (Pontevedra).
2019. Segunda prueba. 19 km desde la isla de Sálvora a la playa de Confín, en O Grove, pasando por el espectacular islote de Areoso, en A Illa de Arousa.
2021. Tercera prueba. Travesía entre la isla de Ons y la localidad de Combarro, en Poio, más de 23 kilómetros durante los que se recorre la ría de Pontevedra, pasando por la isla de Tambo.