
¿Preocupa la despoblación en Nazar?
Creo que es un tema que puede preocupar a la mayoría de la gente. A mí personalmente me preocupa sobre todo la escasez de niños y niñas residentes, actualmente tenemos tres menores de 10 años. Pienso, también, que no es lo mismo abandono que despoblación. Es decir, creo que Nazar no corre riesgo de convertirse en un ‘pueblo abandonado’, pero existe un desequilibrio evidente entre la población y el número total de viviendas.
Contamos con 60 casas, prácticamente todas en buen estado, pero solamente 42 personas empadronadas. Es muy difícil gestionar y afrontar posibles obras, mejoras, mantenimientos en zonas comunes, calles, plazas, espacios verdes, caminos y monte en un pueblo con 60 casas en el que podrían residir más de 200 personas empadronadas, con el consecuente reparto de dinero por parte de Gobierno de Navarra, cuando sólo somos una quinta parte.
¿Cuál es la situación de la localidad?
En 1887, Nazar tenía unas 40 casas habitadas y 250 habitantes censados. Hasta 1930 no hubo demasiada variación, pero en ese momento comenzó un éxodo a zonas industrializadas que conllevó una caída en picado, de manera que en 1990 la población fija era de apenas 50 personas. De ahí en adelante se produjo cierta estabilización, con algunos altibajos, aunque aumentó el número de viviendas sobre todo como segunda residencia. Estos últimos cuatro o cinco años podemos hablar de una pequeña subida tanto en residentes fijos como en el padrón municipal.
¿Qué medidas desarrolla el Ayuntamiento para la lucha contra la despoblación?
Tratamos de ofrecer soluciones y atención personalizada a los problemas e inquietudes que nos plantean los ciudadanos. Tratamos de dinamizar actividades culturales que hagan atractivo estar y quedarse en el pueblo; estamos en conversaciones para mejorar las comunicaciones por vía terrestre y el servicio de internet, para facilitar tanto los desplazamientos si son necesarios como el teletrabajo, y procuramos estar atentos a ayudas o subvenciones que favorezcan la posibilidad de mejorar todo tipo de infraestructuras. Pero considero que, para vivir en un pueblo, además de poder, hay que querer.
Una limitación es la escasez de viviendas en venta o construcciones para rehabilitar que puedan ser adquiridas por gente que quiera vivir aquí y tenga, por ejemplo, el trabajo cerca o pueda desarrollarlo desde casa. Aunque suene a tópico, los que no somos políticos sino gestores con pocos recursos a veces tenemos la sensación de que se habla a nivel político del reto demográfico y la lucha contra la despoblación, pero no se actúa al respecto, ni se ayuda a aquellos municipios que realmente lo necesitamos.
¿Qué opinas del proyecto del CIT? ¿De qué manera puede beneficiar a la localidad y a la zona?
Las intenciones y el enfoque pueden ser buenos, si se ejecutan correctamente. Por ser una iniciativa todavía en desarrollo, me resulta algo abstracto, pero bien trabajado puede tener potencial para ayudarnos a las entidades pequeñas con nuestros problemas.