
El Día del Padre, el 19 de febrero, es un día marcado en el calendario con fines comerciales, pero también brinda una oportunidad para la reflexión. Desde 2004, el Ayuntamiento de Estella apuesta, desde el área de Igualdad, por la sensibilización sobre la paternidad responsable. Según datos del área, a lo largo de 2011, se han concedido en Navarra 5.311 permisos de maternidad de los que 199 los han disfrutado los padres. Además, 4.785 hombres solicitaron su permiso de paternidad de 13 días.
En Estella, estos números se traducen en 294 permisos de maternidad y 308 de paternidad. El permiso de maternidad, de 112 días, lo disfrutaron 13 hombres, un número que ha ido aumentando ligeramente en los últimos tres años. Según datos del estudio ‘Infancia y futuro. Nuevas realidades, nuevos retos’, realizado en 2010 por la Fundación La Caixa, el 51% de los padres con niños de 5 a 10 años están altamente implicados en la crianza de sus hijos, aunque todavía sólo el 7% de ellos se implica igual o en mayor medida que las madres.
La presencia de la figura paterna en la familia y sus roles cambian conforme evoluciona la sociedad. Circunstancias como la incorporación de la mujer al mercado laboral modifican el modelo de familia con una educación de los hijos más igualitaria. Los padres de hoy marcan un camino a seguir, como es el caso de tres vecinos de Tierra Estella que cuentan su experiencia.
Rikardo San Martín Fernández, de 35 años, es padre de Aiora, de 4 años, Jare, de 2, e Inar, de cuatro meses. Miguel Sainz Ramírez, de 34, es el padre de Mikel, de 3 años y de Aitana, de 18 meses. Íñigo Berrueta Martínez tiene un niño de 2 años, Unai. Padres de hoy, se refieren a conceptos como la responsabilidad, la organización y la igualdad como claves para el buen funcionamiento de una familia actual.
“Si no me levantara por las noches cuando lloran, me estaría
perdiendo algo”
Rikardo San Martín, su pareja Karmele Molina Silva y sus tres hijos forman una familia numerosa. Los padres trabajan los dos, ella es profesora de Educación Secundaria y él chófer, pero la organización con los tres niños es cuanto menos “entretenida”. “No hay tiempo para aburrirse. Toca trabajar y el rato que tenemos libre, cuando han salido de la guardería, lo disfrutamos con ellos. Intentamos estar todos juntos el mayor tiempo posible”, explica el padre.
La organización es fundamental cuando hay que compaginar trabajos, horarios de guardería y seguir el ritmo que marcan los más pequeños de la casa. Ambos progenitores desarrollan su profesión por las mañanas, compaginan la recogida de los niños en la guardería de Lizarra Ikastola, así como las actividades extraescolares de las mayores, por ejemplo la natación. “Nos arreglamos bastante bien, no queda otra. Cuando estamos en casa, mientras uno los baña, otro prepara la cena. Cuando estamos los dos es muy llevadero”, añade el padre.
Primero Aiora, después Jare y por último Inar, las tareas se acumulan, algo menos para los padres con experiencia. “Si ya tienes que levantarte en mitad de la noche porque uno llora, lo mismo te da levantarte por los tres, y nosotros siempre nos hemos turnado. Además, sé que si no lo hiciera me estaría perdiendo algo. Cuidando de ellos se crean muchos lazos”, añade Rikardo San Martín. ¿Su actividad preferida? Los baños y los ratos de natación en la piscina.
“Meterlos en la cama, leerles un cuento y ver cómo se quedan
dormidos es el mejor momento del día”
La familia de Miguel Sainz Ramírez y Alicia Gárriz Lorz la forman cuatro miembros: el padre, la madre, el hijo mayor, Mikel, de 3 años y alumno de Remontival, y la pequeña Aitana, de 18 meses, de la escuela infantil Arieta. Miguel es profesor de Educación Secundaria y su mujer técnico de calidad en una empresa de Tierra Estella. El padre, también la madre, tiene claro que en la familia existe un papel común para los dos: responsabilizarse del cuidado de los hijos, educarlos y darles el mejor futuro posible. “Ser padre es ser responsable en la práctica, junto con la madre, del crecimiento de los hijos”, apunta Miguel Sainz., de 34 años.
Nuevamente la palabra igualdad resume el modo en que el padre y la madre educan a sus hijos. “Tanto mi mujer como yo tenemos horario de mañana, así que contamos con la tarde libre para estar con los niños y realizar las tareas diarias. Por la mañana, dependiendo del horario de entrada al trabajo, llevamos uno u otro a los niños al colegio. Al mediodía, Alicia come con el mayor -la peque sale comida de la guardería-, así que ella se hace cargo hasta que llego yo a las tres. Entonces llevamos a Mikel de vuelta al cole y para las cinco ya estamos los cuatro juntos”. Explica el padre que la noche, el momento de meterles a la cama y leerles el cuento, “disfrutar mientras se van quedando dormidos”, es el mejor momento del día.
La sociedad avanza poco a poco hacia la igualdad en todos los aspectos de la vida, lo que hace también más fácil conciliar y practicar una paternidad responsable. No obstante, aún quedan muchas lagunas. “Creo que el cuidado familiar de los niños es ahora más fácil por la mayor implicación del padre, pero aún queda mucho. Las empresas tienden a publicitar la conciliación, pero a la hora de la verdad, siguen siendo bastante intransigentes, tanto con los hombres como con las mujeres. Todavía no se entiende bien que el padre se coja la baja paternal y todavía menos que la mujer ceda su baja al padre para disfrutar los dos de los primeros meses del niño”.
“Con Unai aprendo cosas todos los días”
La alegría en casa de Iñigo Berrueta Martínez y de Ainhoa Ros Sánchez la pone Unai, de dos añitos. Es el rey y lo sabe y, por eso reclama a su padre o a su madre por igual cuando quiere algo. No hay diferencias ni las ha habido a la hora de atenderle, de cambiarle el pañal, de darle la comida, preparar su cena, vestirlo ni tampoco jugar. “Ainhoa y yo nos ocupamos por igual, tenemos las mismas responsabilidades. La clave está en la organización”.
En la organización y en la dedicación, dos palabras que los padres de hoy las tienen interiorizadas. Atrás, como signos del pasado, quedan los cambios de pañales exclusivos para las madres, los desvelos en mitad de la noche y aquellos tiempos no demasiado lejanos cuando un padre casi sentía vergüenza al pasear el carrito por la calle. “Hoy en día cuanto tienes un hijo, tu vida cambia de verdad, por completo. Como padre también te privas de muchas cosas, actividades o aficiones que antes tenías y para las que ahora no queda tiempo. En generaciones pasadas el padre no variaba sus rutinas con la llegada de un hijo, seguía haciendo lo mismo, el trabajo era su única obligación. Ahora las cosas han cambiado y el padre se implica por igual, tanto en las tareas domésticas como en los hijos”.
Íñigo Berrueta, de 34 años y técnico de sistemas informáticos y Ainhoa Ros, de 31 y técnico de compras, disfrutan plenamente del tiempo que pasan con Unai, alumno de Lizarra Ikastola. “Durante la semana estoy con el crío después de trabajar, el fin de semana la dedicación es exclusiva. Para mí estar con Unai es una desconexión total del trabajo y llena mi tiempo de ocio. Además, te das cuenta de todo lo que aprendes con él, aprendo cosas todos los días. Tener un niño te enseña a gestionar el tiempo con eficacia”, añade el padre.