Primer plano: María Jesús López, doctora en Neurociencia y terapeuta

Primer plano: María Jesús López, doctora en Neurociencia y terapeuta

La especialista en comportamiento humano ofreció una conferencia en Lizarra Ikastola sobre la importancia del descanso en los niños y su vinculación con la atención

María Jesús López abría el ciclo anual de conferencias formativas que organiza Lizarra Ikastola. Doctora en Neurociencia, licenciada en Bioquímica y Biología Molecular, especialista en Desarrollo Cerebral Infantil y en Comportamiento Humano y con más de 25 años de experiencia en temas clínicos y docentes, la profesional abordó cuestiones de interés para los padres y los profesores: la atención, uso de los teléfonos móviles, tabletas y otros dispositivos electrónicos y la influencia de factores fisiológicos como el sueño, la alimentación y el estado emocional en el sistema de atención ascendente, que es el vinculado con la atención visual, auditiva y táctil. El uso inadecuado de dispositivos móviles, sobre todo por la noche, afecta negativamente al rendimiento escolar.

¿Cómo influyen los dispositivos tecnológicos, las pantallas, en la atención de los menores?
Los niños centran la atención en los dispositivos electrónicos y están sobre-enfocados en ellos. Eso implica tener menos tiempo para interacciones sociales con sus iguales, desarrollo del lenguaje, etc. Con frecuencia la sobre-atención sobre dichos dispositivos impide estar en condiciones óptimas tanto en clase como en las horas de estudio. En nuestro cerebro solo existe un foco atencional y cuando está en un dispositivo electrónico no está en otro sitio: el tiempo que se pasa ahí se puede estar “robando” del sueño, de las relaciones personales, sociales o del estudio.

¿El insomnio tecnológico está considerado un problema entre los niños?
Aún no como tal, pero si es una de las causas de los malos hábitos de sueño, especialmente en adolescentes.

¿A partir de qué edad se están manifestando problemas de atención derivados del uso inadecuado de los dispositivos?
Cada vez más pronto. Los dispositivos electrónicos son una pieza de tecnología como otras que los humanos hemos diseñado y construido a lo largo de los últimos miles de años de evolución. Cada pieza de tecnología que usamos está controlada por un cerebro que la dirige. Cuanto más maduro y organizado este un cerebro más responsable será el uso que haga de dicha tecnología. También los coches son una pieza de tecnología y no les dejamos usarlos hasta los 18 años, ya que se considera que antes no tendrían capacidad de controlarlo. También ocurre con un hacha o un cuchillo, nadie se le ocurría dárselo a un niño, ya que no tiene suficiente control sobre dicha pieza de tecnología y se puede hacer daño.

Por el contrario, otros hábitos más tradicionales como la lectura o la conversación, ¿animan a la conciliación del sueño y el descanso?
Para conciliar el sueño hay que bajar el nivel de activación y de alerta. Esto se puede hacer de numerosas maneras. Sin embargo estar expuesto a las ondas que emiten los dispositivos electrónicos, tablet, teléfono, ordenador, etc. no lo consiguen. Los libros en papel no emiten ondas y esto es una gran diferencia.

¿Deben estar los padres alerta ante estos nuevos problemas?
Sí, por supuesto. Los padres deben asumir la responsabilidad sobre la crianza de sus hijos, incluida la responsabilidad del uso de los dispositivos electrónicos.

“La exposición a las ondas de dispositivos electrónicos no ayuda al sueño”

¿Qué puede hacer la familia para evitarlos?
Pasar más tiempo con sus hijos y enseñarles el uso responsable de los mismos. Trabajar en hábitos saludables, cuidando la alimentación y el horario de sueño. Los padres deben intentar ser modelos a seguir para sus hijos, especialmente en los primeros años de la infancia.

¿Y cuál podría ser el papel de la escuela?
Como siempre la escuela es nuestra gran aliada en muchos aspectos: es la caja de resonancia de lo que ocurre en la sociedad y como tal nos ayuda a detectar las dificultades, como foro de reflexión de los padres, de apoyo intelectual y social de los alumnos. La respuesta de la escuela en este campo es fundamental.

Además de la falta de sueño, ¿cómo afectan otros factores fisiológicos, por ejemplo la alimentación, en el comportamiento del niño y el rendimiento escolar?
Los seres humanos somos seres biológicos, por ello todo lo que permita una fisiología óptima -respiración, alimentación, sueño- facilitan un mejor funcionamiento tanto físico como intelectual. Somos un todo y no estamos divididos en compartimentos estancos.

¿Son realmente adictivos los dispositivos tecnológicos?
Solo podemos hablar estrictamente de adicción cuando hay una incapacidad de llevar a delante una vida normalizada debido a la adicción. Sin embargo, sí podemos hablar de que en estos momentos existen cada vez más personas que tienen que mirar su móvil cada cinco minutos o que no pueden resistirse a oír el aviso de un WhatspApp y no mirar inmediatamente.

¿Qué se puede hacer una vez que se ha manifestado un problema relacionado con el rendimiento escolar?
Darle una respuesta global y coordinada entre todas las personas implicadas: padres, maestros, psicólogos, orientadores, etc. Pero, como siempre, es mucho más eficaz trabajar en prevención, tanto en escuelas de padres, en jornadas como las que ha organizado la ikastola de Lizarra, así como en otros foros de reflexión sobre la infancia y su desarrollo integral.

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¿Cuándo puede
haber un problema de sueño?

Hay una serie de señales que los padres pueden observar y que pueden ayudar a sospechar si el niño tiene algún problema de sueño.

Durante el día,
¿el niño tiene…?

  • ¿Mal rendimiento escolar?, ¿problemas de aprendizaje y de memoria en la escuela?
  • ¿Hiperactividad? ¿Está más activo de la cuenta?
  • ¿Agresividad, irritabilidad, problemas de comportamiento?
  • ¿Mejor comportamiento si duerme más?
  • ¿Accidentes frecuentes?
  • ¿Dolores de crecimiento?
  • ¿Dolores de cabeza por la mañana?
  • ¿Retraso en el peso y la estatura?
  • ¿Más de 5 años y se duerme durante el día?

Durante la noche,
¿el niño tiene…?

  • ¿Despertares frecuentes?
  • ¿Es mayor de 1 año y requiere la presencia de los padres de 3 a 5 veces por noche, más de 3 noches a la semana?
  • ¿Tarda más de media hora en dormirse? ¿Llora?
  • ¿Ronquido?
  • ¿Dificultad para despertarse por las mañanas?
  • ¿Está demasiado irritado cuando se despierta?

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