“He tenido la suerte de disfrutar de 30 años sin lesiones importantes y de haber jugado más de mil partidos“
Las tres décadas de militancia en los diferentes equipos le han hecho ganarse cientos de amigos y conocidos. Ellos dedican a Manuel Chandía un homenaje el 4 de junio en Los Arcos, con partidos de fútbol y una cena y fiesta en el polideportivo.
¿La jubilación llega por edad?
Es sobre todo porque quiero centrarme en el arbitraje. Mi padre ya lo fue y los genes tiran. La verdad es que estaba en una etapa bastante buena. Todavía andaba bien, jugando todos los partidos y todos los minutos. Sí es cierto que llega un momento en que empiezas a tener miedo a posibles lesiones.
Treinta años en el fútbol, no habrá mucha gente en Tierra Estella que pueda decir lo mismo.
Yo creo que ahora mismo no habrá nadie. Sí que había un jugador en Mendavia, en Regional, pero ya se retiró. Yo he tenido la suerte de disfrutar de treinta años sin lesiones importantes durante los que habré jugado más de mil partidos.
¿Da pena cerrar la etapa?
Mucha pena. Se acerca el día del homenaje, que lo están llevando cuatro o cinco amigos, pero no me retiro injustificadamente. He arbitrado trece años en fútbol sala y ahora quiero pasarme al fútbol 11, en hierba.
¿Qué tiene de especial el arbitraje?
Lo bonito es que eres juez de dos equipos de fútbol, mi principal afición. Si lo haces bien, la gente te respeta. La ventaja que llevo es que a mí un jugador difícilmente me engaña porque yo llevo treinta años en ello.
¿Aunque sea el papel más impopular?
El árbitro se siente solo ante el mundo. Yo como jugador soy muy temperamental, digamos que de sangre caliente. Por ello, como árbitro, ya sé lo que me espera, que me chillen, pero los chillos motivan muchas veces tanto a un jugador como a un árbitro, según su temperamento.
¿Qué te ha aportado el fútbol durante estas tres décadas?
Mucha energía. Me ha permitido desconectar de los aspectos negativos del día a día y cargar pilas. Gracias al fútbol estoy en forma a mi edad y los amigos de verdad los he hecho gracias al fútbol.
¿El momento más bonito vivido en el fútbol en estos años?
El ascenso del Idoya en Olite. Fue todo el pueblo a vernos y nos sacaron a hombros. Luego vino una gran celebración. Ha sido el máximo éxito que he conseguido en estos treinta años y fue muy emocionante. Al descanso llegábamos con empate y en la segunda parte nos dedicamos a pasarle balones a Cambra para que marcara. No fallamos a la afición.
¿Uno para olvidar?
Mi expulsión en el Idoya-Izarra, que me impidió jugar en Las Gaunas ante el Logroñés. Una pena no haber podido estar en el terreno de juego de un campo mítico.
¿La mejor anécdota?
Una vez en Valtierra saltaron aficionados del público cuando me cambió el entrenador. Me decían “tú no eres de Oteiza, porque los de Oteiza no son tan malas personas”. Al año siguiente me fichó el Valterrano, yo sólo pensaba “¿y cómo vuelvo?”. La verdad es que Valtierra me acogió muy bien durante la temporada que estuve allí.
La gente que te conoce, tus compañeros, te van a hacer una fiesta de despedida ¿qué significa para ti?
Quiero que todo salga bien, que haga un buen día para que todos podamos jugar. Esperamos juntarnos más de 500 personas y tendremos, además de fútbol, una cena en el polideportivo y música. Es el colofón a mi carrera y va a ser muy emocionante.
¿Hay que animar a los chavales a jugar al fútbol?
Ahora mismo no hay tanta afición al fútbol como hace unos años porque existen muchos otros deportes, pero por supuesto, les animo a practicarlo. Da muchas satisfacciones.