Era un cohete dedicado a todos los vecinos del municipio que esperaron con toda la ilusión posible la vuelta de sus fiestas. De 49 años, el primer edil ocupa el cargo desde el pasado mes de noviembre, tras la dimisión de la anterior alcaldesa, Yurema Lana González.
Las fiestas mantuvieron su esencia de siempre, a pesar del parón, con la imposición de pañuelicos a los nuevos nacidos y el aperitivo que sirvió, un año más, para reunir al pueblo en la trasera del edificio consistorial. La comida popular de la juventud y el concurso de disfraces no defraudaron el primer día de fiestas, jornada de víspera del día del patrón.
El viernes 26 de agosto, varios actos centraron la jornada. Por la mañana, se celebró misa y procesión en honor de San Esteban protomártir, y como día del niño, no faltaron un parque de hinchables durante la mañana y la tarde ni los disfraces para los más pequeños. La jornada se completó con baile de gigantes y la preparación y degustación de calderetes, a modo de cena, en el parque de los Estelares.
Como es habitual, Murieta atrajo a numerosos visitantes durante el fin de semana, que comenzó el sábado con chistorra y música y siguió con ciclismo gracias a la celebración del veterano Premio San Esteban, un espectáculo infantil, deporte rural y música de DJ.
El domingo, Día de los Jubilados, contó con misa en la parroquia amenizada por los trompetistas Iñigo Legaria y Sergio Aznar, miembros del grupo Chuchín Ibáñez, que actuó después. También hubo con partidos de pelota, una chocolatada, música y la colección de fuegos artificiales y torico de fuego que marcaron el final de, probablemente, las fiestas más esperadas de la historia de Murieta.