Bajo la batuta de las artistas afincadas en el valle Virginia Bosch y María José Recalde, el trabajo fue cogiendo forma. Unos talleres que comenzaron en mayo permitieron a las participantes, más de 200 implicadas en toda la iniciativa, acercarse a conceptos relacionados con el arte, como el volumen, y a poner en práctica sus habilidades y su imaginación. Los talleres sirvieron para calentar motores y decidir cómo sería la obra que se colocaría en cada uno de los pueblos.
Después de muchas horas de trabajo, la iniciativa se presentaba en el contexto de la celebración del Día de la Mujer Rural y el sábado 22 de octubre se realizaba una visita guiada a los diferentes escenarios. Una de las participantes, miembro de junta de la asociación Lagunartean, del valle de Yerri, Lidia San Martín, explica que la actividad ha permitido unir a las mujeres de las diferentes localidades y acercarlas de manera comunitaria al arte. “Llevábamos tres años juntándonos para hacer actividades y esta vez nos animamos con algo más ambicioso. Quisimos tirar de artistas y artesanos, para ver qué nos proponían. Con ellas decidimos las obras de arte con temática la mujer rural y diferente enfoques”.
Durante el proceso se han abordado objetivos marcados, como trabajar la igualdad, la inter generación en los pueblos y, sobre todo, compartir tiempo y actividad. “Somos cinco localidades separadas y lo que queríamos era acercarnos y hacer cosas nuevas, había que reinventarse”.
Una de las artistas que ha coordinado la acción artística, Virginia Bosch, explica que, junto con Mari Jose Recalde, abrieron sus lugares de trabajo para organizar los talleres. “Las mujeres han respondido a una propuesta valiente de las asociaciones que nos hablaban de hacer arte. La cultura, el arte, necesita estar con nosotros, no solo en espacios como museos y galerías y proyectos como este amplían nuestra cultura”, explica.
En su opinión, el proyecto ha sido muy enriquecedor y ha empoderado. “Cada una ha hecho la obra a su medida, con sus capacidad. Hay que perder el miedo a estas cosas, el arte no deja de ser una expresión”, explica.
LAS OBRAS
‘Cromlech del bosque quemado’. Alto de Guirguillano (Guesálaz).
Los incendios que se produjeron en junio y que afectaron al término de Guesálaz inspiraron la obra de la asociación Betilore. El arte se enfocó como cura tras la quema del bosque. La obra consistió en enterrar el bosque quemado en un crómlech. Las participantes acudieron al bosque de Arzoz para recoger material de suelo con el que construyeron el crómlech. También se plantó un roble.
‘Creciendo’. Arizala (valle de Yerri).
La obra de la asociación Lagunartean se instaló en la antigua bodega que será centro social. Está trabajada con madera de encina, arados, alambre y cuerdas y representa una espiral. La escultura está unida a la tierra.
‘(In)visibles’. Lezaun.
El grupo de mujeres de Lezaun compuso un mural en la parte trasera del antiguo frontón por tratarse de un espacio visible y ubicado en el centro del pueblo. La obra reivindica el papel de la mujer en un espacio históricamente masculinizado. El mural, integrado por diferentes imágenes, es una representación de la mujer rural y pretende visibilizar el trabajo que siempre ha hecho.
‘Leonarda’. Abárzuza.
La escultura realizada por las mujeres de la asociación Lizarrate de Abárzuza muestra a una mujer recubierta de azulejo. Se trata de un falso mosaico y está ubicado en el paseo fluvial al lado del lavadero.
‘De mano en mano’. Salinas de Oro.
El lavadero, a la entrada del pueblo, se convirtió en espacio de encuentro para las mujeres de la asociación Loreain. En homenaje a todas las que en décadas pasadas acudían a este lugar público a lavar la ropa se colocaron manos en el agua, una por cada casa del pueblo, cuarenta, para que ninguna quedara olvidada. De carácter efímero, la instalación se completó con un mural que representa a una mujer lavandera realizado con tiza y carboncillo.
En primera persona
BELÉN TORRES OLLETA
66 años – Vecina de Abárzuza
“Participar me ha parecido fenomenal, muy buena experiencia. La obra se nos fue un poco de las manos. Pensábamos que iba a ser más fácil pero resultó un arduo trabajo. Estoy muy contenta de cómo ha quedado, de la gente que he conocido y de todo lo que he aprendido. Nuestra zona es extensa y está poco poblada, en Guirguillano, por ejemplo, nunca había estado y es un pueblo precioso. En cuanto al mundillo del arte, siempre he hecho mucho dibujo y escultura, pero para muchas compañeras ha sido su primer contacto y, la verdad, ha sido muy bonito”.
NATALIA URABAYEN NÚÑEZ
26 años – Vecina de Lezaun
“Ha sido algo muy nuevo para nosotras, pero muy positivo porque nos ha permitido juntarnos y animarnos a seguir participando activamente y también porque hemos creado redes fuera del pueblo con el resto de localidades. La verdad es que nos hemos sorprendido con el resultado, con la obra. Estábamos muy motivadas pero no pensábamos que fuéramos capaces de terminar el trabajo, por tiempo, por capacidad artística y por miedos, pero estamos muy contentas y miramos la obra cada vez que pasamos”.