La granja de huevos Legaria triplica su producción en una nueva etapa

La granja de huevos Legaria triplica su producción  en una nueva etapa

La empresa de tradición familiar, ubicada en la localidad del mismo nombre, inauguró sus nuevas instalaciones con capacidad para 310.000 gallinas

El jueves 10 de noviembre fue un día grande para la granja de huevos Legaria. La ampliación y modernización de las instalaciones de la empresa familiar, fundada hace 40 años por Sabino Legaria, la convierten hoy en un referente en el sector y le permiten triplicar la producción pasando de 109.000 a 310.000 gallinas ponedoras. La familia Legaria quiso celebrarlo con un acto inaugural en el que no faltaron familiares, amigos, autoridades ni representantes del sector.

La necesidad de adaptar la granja a la normativa europea de bienestar animal llevó a la familia Legaria a plantearse la ampliación del negocio

La historia de la granja comienza en 1973, de la mano de Sabino Legaria, emprendedor que inició la labor en Estella con una granja de 10.000 gallinas. Poco a poco, la empresa fue creciendo y se hizo necesario encontrar un terreno más grande que permitiera ampliar el negocio. El destino quiso que la granja se instalase en el término municipal de Legaria, sin vinculación con la familia, pero sí con el apellido. Una nueva etapa comienza para la empresa agroalimentaria que, después de una modernización integral, triplica la producción pasando a 300.000 huevos cien por cien naturales al día. 

El gerente de la empresa, Roberto Legaria, es uno de los cinco hermanos que, junto con un cuañado, desarrollan la labor en la granja. Las necesidades del mercado y la obligatoriedad de cumplir con la normativa europea en bienestar animal antes de 2012 llevaron a la familia a plantearse la modernización de la empresa y, al mismo tiempo, su crecimiento. “El proyecto ha sido muy largo. Empezamos hace tres años con mucha incertidumbre. Hay que agradecer a la familia su esfuerzo. Sin el apoyo de la familia no hubiéramos hecho nada, ha sido fundamental para seguir hacia adelante”, decía durante el acto de inauguración. 

Una inversión de 8,5 millones de euros ha permitido levantar dos naves con diez alturas de jaulas cada una y con una capacidad total para 310.000 gallinas. El sistema de jaulas se encuentra totalmente automatizado, tanto en dispensación de pienso como en la retirada de excrementos y la recogida de los huevos. La normativa actual de bienestar animal estipula que las aves tienen que tener cierta libertad de movimiento en las jaulas y por eso, éstas permiten la movilidad de los animales. 

Bienestar animal

Las jaulas cuentan también con nidos para la colocación de huevos. Una inclinación en los habitáculos permite que el huevo caiga a la línea transportadora que los llevará hasta el centro de clasificación. La distribución de pienso está robotizada y la posibilidad de regular la iluminación y la temperatura en las naves contribuye al confort de las gallinas y, por tanto, a su capacidad productiva. “Según la normativa, las aves necesitan más espacio y con las instalaciones anteriores nos veíamos obligados a reducir el número de aves y, por lo tanto, sería difícil competir. Así que consideramos esta inversión”, explica Roberto Legaria. 

El complejo de la Granja Legaria lo componen, además de las dos naves de gallinas, el centro de clasificación de huevos y las oficinas, un almacén de producto final, otro de cajas y de cartón, una fábrica propia de pienso para alimentar a las gallinas y un secanor para el tratamiento de los excrementos y la elaboración de abono animal. Granja Legaria ha contado con una ayuda del Gobierno de Navarra de 1,8 millones de euros y ha solicitado también una subvención al Ministerio de Industria e Innovación del Gobierno de España. La empresa acaba de recibir autorización para la colocación de placas solares. 

Diez empleados

Diez son las personas que trabajan en la granja, incluidos los miembros de la familia Legaria, y la empresa plantea ampliar la plantilla con seis personas más para afrontar un mayor volumen de trabajo, sobre todo para la fase de envasado. Los huevos de Legaria se comercializan a nivel nacional en las provincias limítrofes y también se exportan a Europa, sobre todo Inglaterra y Francia, también a Hungría, Japón e Irán, y próximamente a otros países como Italia y Alemania. La granja ha implantado el certificado de calidad IFS y la norma medioambiental 14001. 

La inauguración de las instalaciones el jueves 10 a las siete contó con la asistencia de unas trescientas personas. El acto, emotivo, tuvo como protagonistas a los miembros de la familia, también al fundador, Sabino Legaria, quién subió al escenario para dedicar unas palabras de agradecimiento a los asistentes. “Ha sido muy emotivo. No pensaba que iba a llegar este momento, pero el negocio iba a más y pedía el cambio. Ha sido gracias al esfuerzo de todos”, decía minutos después del acto. 

El fundador fue protagonista de una sorpresa dedicada por sus hijos y nietos: la visita del capitán del C.A. Osasuna, Patxi Puñal, equipo del que Legaria es un fervoroso seguidor. Los trucos de magia de un mago, la música en directo de un cuarteto de jazz y un aperitivo cerraban una velada que los nietos recordarán continúen o no la saga familiar en la empresa.

El secanor, un proyecto pionero

La granja de huevos Legaria ultima los preparativos en una nave que acogerá un secanor, para el secado de los excrementos de las gallinas. Se trata de un proyecto pionero en Navarra, ya que la gestión de los residuos para convertirlos en abono mediante el proceso de secado, más habitual por ejemplo Francia, tiene poca representación en España con tan sólo uno o dos antecedentes. “Tenemos un convenio con el ITG y el Gobierno de Navarra para trabajar en ello y vamos a hacer una jornada de puertas abiertas para los agricultores. Nosotros queremos cubrir gastos, por ejemplo de luz, y quitar un problema”, apuntaba Roberto Legaria. 

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El ciclo productivo de la gallina

Huevos Legaria produce huevos de dos estipes diferentes de gallinas, la ‘High Line’ y la ‘Boban’ y clasifica los huevos siguiendo un riguroso control por tamaños en XL, L, M y S. 

El ciclo productivo de las gallinas ronda los 18 meses. Con cuatro llegan a la granja desde los criaderos y, tras un mes de adaptación, comienzan a poner huevos. Son más productivas al principio cuando alcanzan un pico de puesta entre el 95% y el 97% de días al año. Cinco o seis meses después, el índice ronda el 90% para descender en torno al 85 o 80% al final del ciclo, cuando la gallina tiene una edad cercada a los 18 meses. Una gallina ponedora produce en la granja durante trece meses de su vida. 

En cuanto al alimento, consume al día entre 110 y 120 gramos de pienso. 

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