La iniciativa es un espacio que cuenta con tres salas: Esparatz y Dulantz, con nueve puestos de trabajo, un office y un almacén con taquillas privadas, y la sala La Trinidad, dirigida a la formación, los encuentros y la creatividad.
El espacio ha despertado ya el interés de cinco personas. Permite, por un lado, recuperar el edificio de las escuelas, actualmente en desuso, y por otro, da respuesta a la inquietud manifestada a través de un diagnóstico realizado por la Mancomunidad Andia hace unos meses.
Según el estudio, el 81% de los jóvenes de 18 a 40 años de la zona expresaban su voluntad de seguir viviendo en sus pueblos pero señalaban la falta de empleo como una de las principales barreras para ello. Prácticamente la mitad manifestaba haber pensado alguna vez en emprender, señalando la necesidad de apoyo y de un buen acceso a Internet para ello. La elección de Abárzuza vino marcada por la circunstancia de que se trata de la única localidad con fibra óptica de la Mancomunidad.
Las instalaciones se presentaban oficialmente a los alcaldes de las localidades que integran la Mancomunidad Andia: Lezáun, Abárzuza, valles de Yerri y Guesálaz y Salinas de Oro.