El alcalde del municipio, el regionalista Antonio Sanz de Acedo, explica que el origen del problema se remonta setenta años atrás, cuando el párroco en aquella época decidió la eliminación de uno de los vastos contrafuertes de la torre para construir en ese espacio un edificio para la Adoración Nocturna. “Al quitar el contrafuerte y comer también parte de su cimiento, la torre se quedó sin su principal apoyo y, es por eso, que con el paso de los años se ha ido agrietando”, expresó.
Desde que se percibió el deterioro, varias han sido las actuaciones encaminadas a evitar que el problema se agravara. Hace dos décadas se colocaron unos tirantes de hierro de sujeción que cruzan la torre en varios puntos para sustentarla, pero el continuo deterioro hace que dos de ellos presenten holguras y que los otros dos soporten todo el peso. La segunda actuación destacable se remonta diez años atrás, cuando se decidió rellenar las grietas con hormigón. Sin embargo, a día de hoy se percibe que está cediendo y la hendidura vuelve a abrirse.
La gravedad del problema se volvió mucho más evidente cuando el Ayuntamiento compró al arzobispado el local anexo a la iglesia, el de la Adoración Nocturna, para adecuarlo como edificio multiusos que acogiera el centro de salud, el botiquín, así como una sala para la celebración de actividades culturales. Fue entonces, al derribar el tejado, cuando se vio en qué estado se encontraban los cimientos de la torre. El estado de la torre paraliza, además, la realización de las obras de construcción del nuevo edificio municipal.
Tres reuniones
Durante los últimos años, el ayuntamiento ha mantenido tres reuniones con el arzobispado para buscar solución al problema. “La última fue hace más o menos un año, cuando vino el equipo de arquitectos del arzobispado para ver la torre. Reconocieron el problema de que ésta se pueda desplomar en cualquier momento, pero el arzobispado declaró que no podían incluir la actuación en los últimos presupuestos. Así que seguimos esperando a ver qué pasa en los siguientes”, dijo Sanz de Acedo.
Añade el alcalde que la solución de los técnicos consiste en colocar refuerzos de hierro que abracen la torre en varios puntos para mantenerla en pie. El objetivo es que tengan una estética lo más integrada posible. La actuación podía suponer 600.000 euros de presupuesto. “El Arzobispado es el propietario y es su responsabilidad. Queremos volver a tratar el tema con ellos y trabajarlo porque el peligro de derrumbamiento es real. Además, hay que tener en cuenta que la torre está en el centro del pueblo”.
La iglesia se ubica ante la plaza de la localidad y representa el centro de la actividad de los vecinos, ya que en un edificio anexo se ubican el Ayuntamiento, la capilla de invierno y el actual consultorio médico. Además, la plaza es el lugar de encuentro de los vecinos. “Ahora mismo, no nos atrevemos ni a tocar las campanas por miedo a que el movimiento pueda afectar. Utilizamos únicamente el campanillo”, declaró Sanz de Acedo. •