¿Se ha salvado el año en Tierras de Iranzu?
Hemos pasado un año duro, sobre todo las pymes, que durante muchos meses han estado cerradas y están teniendo un final de año también complicado. Cuando han podido abrir han funcionado bien, pero la situación en términos generales ha sido y es muy difícil. La Asociación ha estado ahí para ayudarles en todo momento asesorándoles en lo que necesiten.
En cuanto a la actividad y proyectos de la Asociación, estamos muy satisfechos porque la planificación que hicimos en enero la hemos realizado, a excepción de algún evento como la fiesta de la sal. Nos hemos tenido que adaptar a la nueva normalidad, siempre con una gran aceptación por parte del público, incluso lamentamos no haber podido acoger toda la demanda por la limitación de aforos.
La Asociación decidía eximir a los socios de las tasas, ¿es un respiro en tiempos de crisis?
Nos han agradecido muchísimo el gesto, porque es una ayuda. Todos tenemos que poner nuestro granito de arena en esta pandemia. A la Asociación le ha supuesto un esfuerzo económico muy grande pero pensábamos que teníamos que hacerlo. Como colectivo también hemos gestionado compras conjuntas de material Covid para todo el año para que los socios obtuvieran mejores precios. De la misma manera que hemos realizado campañas de promoción para vender el producto de nuestros asociados y combatir la incertidumbre.
¿Ha permitido la pandemia acercar al entorno rural a un nuevo público?
Sin duda, el visitante lo ha percibido como un destino más seguro. Las áreas naturales han sido las grandes protagonistas de esta pandemia. Reseñar que hemos tenido visitantes nuevos, tradicionalmente urbanos y de playa, que han sido grandes descubridores de Tierras de Iranzu y que han realizado una gran valoración de nuestra zona. Es un nicho de mercado muy grande, que ha venido a conocernos por primera vez y estamos muy orgullosos de haber dado la talla. Nos sentimos satisfechos con nuestro trabajo, porque han colaborado socios, pymes, ayuntamientos, voluntarios y la población local.
¿Ha contribuido la situación a potenciar el turismo rural y de cercanía en Tierra Estella? ¿Puede ser la cara positiva de la pandemia?
La verdad es que nuestra principal procedencia este año ha sido Navarra, mientras que históricamente era el País Vasco. La pandemia ha brindado la oportunidad de conocimiento del turismo rural, la posibilidad de poder enamorar a otros visitantes que no llegaban ni visitaban nuestras empresas y actividades. Y esa oportunidad no la hemos querido desaprovechar. Aunque lo más fácil hubiera sido no hacer nada y evitar exposición al virus, hemos querido apoyar al sector cultural organizando lo programado en enero, en total más de 30 actividades.
Los recursos naturales han sido los más solicitados, ¿cuál ha sido la contrapartida?
La gente se ha lanzado en masa a las áreas naturales y ha consumido mucho las visitas guiadas, las eco experiencias, las actividades acuáticas y los senderos. Sí que pedidos a los visitantes que respeten nuestras áreas naturales, que nos han permitido el respiro tras el confinamiento y durante este confinamiento perimetral. Es verdad que un pequeño porcentaje de gente no ha respetado la naturaleza, la ha masificado y ha generado problemas de basura. Estamos muy contentos de que vengan pero pedimos que respeten para que su visita tenga en menor impacto posible. Recordamos también que en los pueblos hay que llevar la mascarilla.