A la luz de las farolas y de los cuatro faroles del paso, la comitiva iniciaba el recorrido a las 20.45 horas. La procesión estaba introducida por las tres cruces procesionales de las parroquias de San Miguel, San Juan y San Pedro. Seguían en estricto orden el grupo de tambores, los priores de los otros ocho pasos de Estella, la bandera de la Santa Vera Cruz, la presidencia y junta del colectivo, el prior de La Dolorosa y La Dolorosa.
El acto solemne tuvo una duración inferior a una hora. A ritmo de tambor y con el acompañamiento de la banda de música, discurrió por las calles Imprenta y su pronunciada cuesta, la Navarrería y la Estrella, hasta la plaza de los Fueros. Una vez aquí, y tras medidas maniobras para introducir el paso de la Virgen en la iglesia de San Juan, la coral de los LX de Santiago daba la bienvenida con sus cantos en el interior. Durante toda la semana, La Dolorosa descansa y permanece expuesta en San Juan, hasta el inicio de la procesión del Santo Entierro, el viernes Santo.
La buena respuesta del año pasado, cuando se recuperaba una tradición inactiva durante los 38 años anteriores, llevaba a la Cofradía a volver a repetirla con el ánimo de incorporarla de manera permanente al programa de celebración de la Semana Santa en Estella. Días previos al Viernes de Dolores, del 25 al 27 de marzo, se oficiaba un triduo en la iglesia de San Miguel en honor de la Virgen. El Viernes 3 de abril, Estella era testigo de la procesión del Santo Entierro, cuya cobertura se ofrecerá en el siguiente número.