
Al lavadero acompaña una fuente y un abrevadero, que forman el conjunto, si bien ha sido solamente el primer elemento el objeto de rehabilitación. Fue en 2005 cuando con fondos procedentes del programa Feader, gestionados por la asociación Teder, se pudo hacer la primera parte. Con un presupuesto de 68.000 euros se renovó el cierre con vigas de madera de pino y la cubierta a cuatro aguas. Asimismo, se sustituyeron los armazones de madera con cristalería de las tres fachadas principales por unas verjas. No había dinero para recuperar las cristaleras originales que añadían belleza al conjunto.
Ha sido en 2010 cuando el concejo del valle de Aguilar ha podido dar finalmente por terminada la obra, abandonada la idea de los cristales. En esta segunda fase de la reforma se ha embellecido la fachada de piedra, así como los exteriores del lavadero. Todo ello con un presupuesto de 52.822 euros.
La construcción del lavadero va unida a la historia de la localidad. El vecino ilustre de Otiñano, el obispo Ramón Fernández de Piérola y López de Luzuriaga (1829-1904) quiso dotar al pueblo con buenas instalaciones y dejo a sus albaceas el dinero necesario. Gracias a la valiosa aportación, se pudo realizar en 1906 el lavadero, la fuente y el abrevadero y en 1911 la traída de las aguas. Además de estas obras también se construyó la casa del maestro y antigua escuela, cuya fachada luce en la actualidad un busto de agradecimiento y en recuerdo del benefactor.
El pasado12 de octubre, día del Pilar, fue un día importante en Otiñano. Todos los años lo es por la celebración de una misa y una procesión en honor de la Virgen, pero en esta ocasión se sumó la satisfactoria inauguración del lavadero. La construcción se bendijo y se explicó su historia. Acudían los alcaldes de la zona: Mirafuentes, Nazar y Torralba del Río. Un aperitivo sellaba la jornada.