“Las firmas se recogieron en distintos establecimientos de la zona“¿Cómo ha recibido el sector la ley antitabaco?
Con expectación. No sabíamos cómo iba a reaccionar la clientela, que para nosotros es lo más importante. Además, hay que tener en cuenta que la ley se comenzaba a aplicar en una época difícil del año, como son las fiestas navideñas.
Y el cliente, ¿qué tal está viviendo el cambio?
Está concienciado. De hecho, no ha habido incidencias, más que un par de cigarros fumados en el baño. Lo que sí vemos es que hay gente que sin darse cuenta hace el gesto automático de sacar el cigarro y llevárselo a la boca. La verdad es que está siendo mucho menos problemático de lo que imaginábamos.
¿Se nota una disminución en el número de clientes?
No son unas fechas muy buenas para valorar. El mes de enero siempre es un mes bajo, por el tema de la gripe, la vuelta al cole, las rebajas, los gastos extra de la Navidad. Sin embargo, tampoco se nota un descenso del número de personas con respecto a enero del año pasado. Para la hostelería va a ser la Semana Santa, cuando además viene gente de fuera, el momento en que podamos hacer balance.
¿Y en los ingresos?
Los ingresos van unidos al número de clientes. Donde más se puede notar es en las sobremesas. Las comidas o cenas de grupos van acompañadas del café y la copa, antes con el cigarro. Puede ser que la gente decida levantarse antes de la mesa para poder fumar en la calle, pero de momento no estamos notando cambios.
¿Se comienza a percibir cambios de hábitos?
Es la principal repercusión de la ley. Antes era impensable que un cliente saliera del bar a fumar fuera o interrumpiera la comida entre plato y plato para echar el pitillo en la calle, como ahora está sucediendo. La gente se está adaptando bien a la nueva situación y aprovecha el desplazamiento de un bar a otro para fumar. Esto lo que trae consigo es más actividad en la calle, que pudiera incomodar a los vecinos, a la vez que contradice la prohibición de sacar las consumiciones a la calle. Pienso que es una cuestión de respeto y educación.
¿Han variado los tipos de público?
Sí que puede ser un cambio para según qué establecimientos. El otro día me decía un compañero cuyo bar está especializado en las copas, que ahora había mucha familias, con niños y silletas. Antes las familias recurrían a pastelerías para evitar el humo y ahora deciden entrar a los bares.
¿Es cuestión de acostumbrarse?
Esta ley es como la implantación del euro. No es una moda, es una obligación que hay que acatar. Aunque algunos se rasguen las vestiduras, yo no creo que la ley anti-tabaco suponga pérdida de empleo. La pérdida de empleo viene motivada por el momento económico tan difícil que vivimos, que la gente se recorta hasta en un café.
¿Qué tiene de bueno esta ley?
Yo opino que para el hostelero hubiera sido mejor una mayor flexibilidad. De hecho cuando iniciamos la actividad había otras reglas. De todos modos, la ley trae de positivo que los establecimientos huelen a comida rica, a café y a bollería que además sabe a bollería. La pituitaria y la salud nos lo va a agradecer. Los camareros también. No conozco otra profesión en la que el trabajador esté más afectado. Si no fuma porque fuma el de al lado y si fuma porque fuma y trabaja, además, en un ambiente cargado. Ahora el empleado está tan protegido como en cualquier otra empresa. Además, ¿vamos a ser solidarios con un enfermo con cáncer de pulmón como se supone que debe ser solidario el fumador con el no fumador?
¿Qué le parece la falta de compensación a los hosteleros que hace cinco años reformaron sus locales?
Este aspecto ha molestado mucho, hay hosteleros que han invertido mucho dinero que ya no van a recuperar. Yo me pregunto, ¿no se les podía dejar que se siga fumando para compensar la falta de ayudas? •