
La muestra lleva por título ‘Color y transparencia: descubriendo el vidrio de Murano’ y puede visitarse hasta el 1 de octubre. Las personas interesadas disponen de tiempo suficiente para disfrutar sin prisa y pararse ante cada una de las quince delicadas obras realizadas por vidrieros de diferentes lugares del mundo.
Aunque el arte del cristal de Murano es una tradición artesanal iniciada a finales del siglo X en la pequeña isla ubicada junto a Venecia, su práctica ha traspasado con el tiempo todas las fronteras. Las obras expuestas en la pinacoteca estellesa, tan sólo una parte de la colección de Sesma, proceden de talleres de diferentes puntos del planeta, como Australia, Estados Unidos, Japón, Italia y España.
Todas las obras, artesanales, de vidrio soplado, realizadas sin molde y mediante diferentes técnicas, se muestran en el Museo en conversación con las obras de Gustavo de Maeztu. Los colores sirven de nexo de unión en un delicado juego estético que permite admirar dos expresiones artísticas muy diferentes.
Las piezas propiedad de Jesús Sesma presentes en el Museo han sido realizadas desde la década de los sesenta del siglo pasado hasta la actualidad. Son delicados ejemplos de una práctica, la del vidrio soplado de Murano, símbolo durante siglos del lujo y la pericia técnica. Los firman artistas como el japonés Tsuchida Yasuhiko, la estadounidense Kait Rhoads, los australianos Clare Belfrage y Jenni Kemarre Martiniello y el español Rafa Abdón, algunos de los cuales han trabajado en colaboración con maestros venecianos.
El coleccionista Jesús Sesma, arqueólogo de profesión, destacó la fascinación que siente por las artes del fuego, como la cerámica, el metal y el vidrio. “El vidrio es un material muy misterioso, rebelde, difícil de trabajar, duro, pero a la vez, a temperaturas elevadísimas es como una miel derretida muy maleable”, describió. La entrada a la exposición es gratuita y se puede realizar de martes a sábado, de 9.30 a 13.30 horas y de 16 a 18 horas, y los domingos y festivos, de 11 a 14 horas.