
No era la primera vez que el tobogán se instalaba en Estella. En dos ocasiones anteriores los niños y jóvenes, a partir de los 3 años, pudieron disfrutar con este hinchable acuático en el contexto de las fiestas patronales. Ahora, fuera de los que hubieran sido los días señalados, los más pequeños de la localidad revivieron la experiencia.
Tres trabajadores de la empresa de atracciones ayudaban a los niños y niñas en sus descensos en uno de los doce flotadores gigantes puestos a su disposición. La caída por la pendiente mojada terminaba en un suave baño de espuma que devolvía a los usuarios a la realidad. “En verano, el agua y el sol no fallan, por eso este tipo de atracciones gustan mucho”, decía Alberto Echeverría, de Gretel.