
A las cinco y media, la comitiva echaba a andar. Ubicados por edades, los niños se intercalaron entre las cuatro carrozas -Nacimiento, Olentzero Viviente, Mari domingo y el Solsticio de Invierno, de Remontival-, acompañados por la música de acordeonistas, gaiteros, trikitilaris, txistularis, la fanfarre Alkaburua, la banda de música, la txalaparta, los zanpanzares, los grupos de danza de Larraiza e Ibai Ega y la Coral Ereintza. A sus voces se sumaron las de los niños que pararon para cantar canciones típicas en diferentes momentos del recorrido.
Olentzero saludaba a la gente que esperaba su paso y repartía desde su carroza las castañas que durante el otoño había estado recogiendo. El personaje volvió a llegar a los corazones de los más pequeños durante su recorrido por las calles San Andrés, Mayor, plaza de los Fueros, Navarrería, Inmaculada y plaza de la coronación hasta regresar al patio de la ikastola.
Al término de la kalejira comenzarían los preparativos, junto con Mari Domingi, para realizar las visitas nocturnas a domicilio y repartir miles de regalos.