Olaia Sánchez (izda.), dedicada al macramé, y Begoña Díaz, al cuero, son dos de las jóvenes incorporaciones al colectivo.
Jean Kouis Pichon. Presidente
El día 5 está prevista la participación de treinta artesanos, los socios del colectivo y otros invitados y procedentes de diferentes puntos de la zona norte. La plaza de los Fueros se convertirá en espacio para los sentidos, donde el color, los olores y los sabores se darán cita de una manera atractiva y donde el público podrá interactuar con los artesanos. Por ello, la Asociación invita a los participantes a mostrar in sito la elaboración de sus productos para saciar la curiosidad de la gente y animar también a la venta. Porque la venta, precisamente, no vive sus mejores momentos, y queda patente la competencia de productos de importación y de las manualidades que nada tienen que ver con los antiguos oficios.
A ello se refieren dos de las socias del colectivo, Begoña Díaz Isasi y Olaia Sánchez González. Son dos de las integrantes más jóvenes que, dedicadas en exclusiva o parcialmente a la actividad artesanal, destacan el valor de la pieza única elaborada con dedicación. “El artesano sufre, sobre todo, la amenaza de los productos chinos, pero el propio sistema es la amenaza, la producción en masa que va en contra de la mentalidad del artesano. La artesanía es una pieza única creada con la imaginación y en la que ponemos toda nuestra sabiduría”, explica Olaia Sánchez, dedicada a los productos en macramé.
“No hacemos artesanía para convertirnos en millonarios, sino para crear y salir adelante con el trabajo de nuestras manos. Y para mí es más que eso, es un modo de vida”, añade Begoña Díaz, dedicada en exclusiva a la elaboración de artículos de cuero. Explica que la artesanía poco tiene que ver con la manualidad, que tanto ha proliferado en los últimos años como consecuencia, en parte, de la crisis. “La artesanía utiliza materias primas, cien por cien naturales, como cuero o piedras, en vez de plásticos que ya han sido fabricados. Hoy en día hay mucha confusión entre artesanía y manualidad, y no son lo mismo”, añade.
“Somos un sector muy importante que mantenemos nuestro patrimonio cultural. Antes era habitual ver en la calle a la gente haciendo sillas, por ejemplo; esto ahora se ha perdido. Así que mediante las ferias reivindicamos nuestro espacio y nuestra visibilidad porque creemos en los antiguos oficios. La gente se va a las ciudades y deja sus talleres tradicionales por las empresas, hoy en día los artesanos contribuimos a mantener los pueblos, la vida en el campo y, por tanto, a la riqueza cultural del territorio”, apunta Olaia.
Begoña Díaz y Olaia Sánchez forman parte del colectivo que se creó hace casi cuarenta años. Son savia nueva de un proyecto de unión profesional que iniciaron en 1996 artesanos como Miguel Aisa, Maika Heras, Ana Martínez, Begoña Cañada, Virginia Osés y Ana González, algunos ya jubilados. Hoy forman el grupo Maika Heras (cosmética natural y textil), Jean Louis Pichon y Julius Camargo (joyería y/o plata), Nerea Urra (cerámica), Andrés Vera y Asier Crespo (cuero), Miren Lizasoain (miel), Javier Azcona (talla en madera), Elías Angulo (textiles) y María y Rubén Jiménez (juguetes de madera).
Un paseo por la plaza de los Fueros durante la mañana y la tarde del 5 de abril permitirá conocer el trabajo de estos artesanos en un ambiente con reminiscencias del pasado que lucha por su permanencia y su nicho de mercado. •
Título
Jean Louis Pichon. Presidente
“Nuestro producto es especial”
¿La gente valora que un producto sea artesano?
Sí, la gente sabe reconocerlo y lo valora. Hoy en día hay mucha gente que se busca la vida haciendo manualidades, pero no es lo mismo.
¿Por qué una persona debería optar por la compra de un producto artesano?
Porque nosotros hacemos las cosas a mano y nuestro producto es especial, no de gran consumo, y se tiene que valorar. La verdad es que el nuestro es un oficio que tiende a desaparecer.
