Arropada por familiares y amigos, Faustina Ollobarren se acercó al balcón y permaneció sentada mientras su ‘partenair’, Enrique Arellano, se dirigía al público con un discurso emotivo. “Buenos días a todos. Este cohete lo dedicamos a todos los enfermos de Dicastillo, a las personas mayores impedidas que apenas pueden salir de casa. Por favor, llevadles vosotros mismos nuestro saludo y el deseo de que se repongan pronto. ¡Vivan los enfermos de Dicastillo! Pero yo no tiro solo este cohete. Es a dúo. ¿Con quién? Se va a presentar, Doña Faustina Ollobarren. Tiene 98 años, nos contesta, y es de Dicastillo. La tía Faustina, ¿qué os parece? Desde hoy la vamos a llamar la abuela de Dicastillo”, decía el párroco.
“Viva Dicastillo, viva la Virgen de Nievas”, añadía la mujer. “Dicastillenses, Dicastillensas, viva la Virgen de Nievas, gora la Virgen de Nievas. Viva Dicastillo, gora Dicastillo. Felices fiestas a todos”, retomaba el religioso. Tras unos segundos de titubeo –el estruendo se hacía esperar brevemente- prendían la mecha del cohete y sonaba la fiesta. La cohetera se retiraba a un extremo del balcón, donde familiares y vecinos le colocaron el pañuelico de fiestas. “El cohete ha estado bien. Me lo he pasado bien”, decía Faustina Ollobarren minutos después.
La vecina estuvo acompañada por su sobrino, Feliciano Azcona, y la mujer de éste, Mª Puy Caridad, con los que vive actualmente. Ollobarren, soltera y dedicada siempre a servir en casas del pueblo, residía hasta hace unos años con sus dos hermanos, también solteros, ya fallecidos. “Está muy bien. No toma ningún medicamento y es muy alegre. Tiene un humor envidiable. De joven siempre le ha gustado cantar jotas”, decía Caridad, momentos antes de salir al balcón.
La alcaldesa en funciones de Dicastillo, Inma Hermoso Cía, explicaba que el Ayuntamiento quería dedicar este año el cohete a las personas mayores y por eso pensaron en la afortunada como representante. En cuanto al párroco, el lanzamiento era una recompensa a su labor de 18 años en el pueblo y a su esfuerzo en la dirección del coro de la localidad, que ensaya semanalmente y agrupa a una treintena de vecinos.
Enrique Arellano asumía la responsabilidad con modestia y agradecimiento. “Personalmente me cuesta el protagonismo pero lo entiendo como un servicio al pueblo, que está de fiesta”, decía. En cuanto a Dicastillo, lo describía como un pueblo muy acogedor. “Y con un gran sentido religioso de la vida”, apuntaba Arellano, natural de la vecina Allo.
Con la fiesta iniciada, las cuadrillas bailaron en torno a la fuente –alguno no dudó en meterse dentro y mojarse-, acompañados de la música de la habitual txaranga Malatxo, de Olite. Con un presupuesto de 40.000 euros, el Ayuntamiento en funciones preparaba seis intensos días de fiesta: Víspera, Día del Jubilado y de la Juventud, Día de la Mujer, Día del Niño, el sábado y el domingo, dedicado a San Ramón.
Como novedad este año destacó una actuación de la comparsa de Gigantes y Cabezudos de Estella, el sábado, y la sustitución de la carrera en calzoncillos por una carrera de sacos en la madrugada del primer día festivo. Actos para todos los públicos y para todos los gustos rompieron por unos días la rutina en Dicastillo.
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Recuperación de la ermita
La concejal de Cultura, Adela Romero Ollobarren, explicaba el interés del Ayuntamiento y de los vecinos por rehabilitar la ermita de la Virgen de Nievas para poder retomar la tradición de terminar la Procesión con un saludo a la patrona. El estado ruinoso del edificio actualmente lo impide. “El Ayuntamiento y el pueblo tienen ganas. Este es un pueblo espléndido, esperamos poder hacer un colecta para poder afrontar a la obras porque llevamos trece años luchando para que el arzobispado se haga cargo, pero no nos responden”, decía la edil.