La muestra se componía de cien retratos de cien personas que en algún momento pasaron por el colegio y que daban su opinión. Todos ellos, colocados en orden cronológico de mayor a menor edad, ocupaban las paredes de la sala. En el centro, se pudo ver fotografías antiguas, cedidas por la gente o propiedad del centro, y otras imágenes que, con carácter intergeneracional, se sacaron de propio varias familias. En ellas posaban abuelas con hijas y nietas y madres con sus hijos.
El total de fotos que el centro reunió, entre propias y cedidas, sumó en torno a 500. La imposibilidad de exponerlas todas llevó a que muchas, digitalizadas, se pudieran consultar desde un ordenador ubicado en la sala.
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