
A las once de la mañana las campanas del pueblo anunciaban la inminente salida de la procesión. Una veintena de vecinos, portando la figura de San Adrián al hombro, subieron hasta la escondida ermita del mismo nombre, en donde bajo las verdes hayas se celebró la misa. Después, los vecinos disfrutaron de un lunch y a las 15 horas, alrededor de 60 personas degustaron una rica costillada en las inmediaciones de la ermita. La sobremesa resultó de lo más animada. Copa en mano, los asistentes no pararon de cantar y bailar hasta aproximadamente las seis de la tarde.
Ramas de hayas y rosas
La emoción se palpaba, llegaba la hora de bajar hasta el pueblo para continuar con la tradición. El carro de los novios esperaba para pasear un año más a los recién casados. Ramas de hayas y rosas de colores engalanaron el carro. Tal y como esta fiesta folclórica marca, el carro debe ser tirado por los bueyes, representados por los mozos solteros del pueblo, que ataviados con pieles de animales y cencerros en la espalda, tiran del carro por las empinadas cuestas del pueblo, guiados por un pastor. En esta ocasión, todo quedaba en familia ya que las novias, que son las procedentes de Iturgoyen, son primas y los cuatro bueyes que tiraron del carro también eran familiares de ambas parejas. Al son de la música y antes de encarar una de las cuestas más empinadas, los novios, bueyes y el pastor bailaron la jota típica en el frontón. Uno de los momentos más emocionantes y temido por algunos es la llegada al pilón. Los bueyes no dudaron en lanzarse al agua para paliar el enorme calor y corrieron después para lanzar al agua a los novios, familiares y resto de vecinos que disfrutaban del espectáculo. Después, abordaron el tramo final por los senderos que bajan hasta el pueblo y, en el denominado alto de las eras, bailaron otra jotica. y una sucesión de abrazos de emoción pusieron fin a un bonito San Adrián.
Origen Incierto
No existe escrito alguno ni dato que recoja el origen de dicha tradición. Lo que sí se sabe es que el carro estuvo muchos años parado hasta que volvió a recorrer las calles en los años ochenta. Tampoco se sabe exactamente el motivo por el que se montan los casados en el último año aunque algunas teorías apuntan a antiguos ritos de fertilidad, en relación a la mujer. Lo que sí se sabe es que año tras año, los habitantes de Iturgoyen se esfuerzan por conservar esta curiosa tradición de San Adrián y el carro de los novios, que si bien parece un poco ancestral, para muchos supone un día inolvidable.