¿Qué significado tiene para el centro este cincuenta aniversario?
Para nosotros es una cifra importante. Cumplir 50 años significa muchísimo. Emociona que aquel sueño de iniciar un centro escolar con clases en euskera se ha hecho ya realidad. Está consolidado y es parte inherente de Estella y la merindad. Estamos ante una fecha digna de celebración, aunque las circunstancias no ayudan a ello.
¿Qué actividades se han preparado?
Como el impedimento es la convocatoria de gente, hemos pensado que otra manera de reunirnos es a través de las redes sociales. A principios de octubre los más pequeños cantaron Zorionak Zuri y construimos una tarta de deseos escritos por el alumnado desde cuarto de Primaria en adelante. Por otro lado, hemos habilitado una cuenta de correo 50urte@lizarraikastola.com para que la gente envíe fotos o imágenes que les sugiera el centro y también fotos antiguas. Iremos publicándolas en las redes.
¿Qué previsión existe para el Oinez?
El Oinez era nuestro hito para celebrar los 50 años de Lizarra Ikastola y es una pena que no se haya podido celebrar este pasado 18 de octubre. Las circunstancias son las que son. Tendremos que reinventarnos y crear algo nuevo que permita celebrar el Oinez de una u otra manera.
¿Qué evolución ha seguido Lizarra Ikastola en estos cincuenta años?
Durante todo este tiempo Lizarra Ikastola ha tenido un mismo hilo conductor: la recuperación del euskera en Estella y su merindad. Lo que vamos desarrollando cada vez con mayor precisión son todos los aspectos pedagógicos y, sobre todo, los relacionados con el desarrollo de las personas. La vocación de recuperar un idioma para que sea una lengua viva y un elemento de comunicación real nos hizo ver que también se podía hacer con otros idiomas, como el inglés, y enseguida comenzamos a introducirlo en edades muy tempranas.
Otro de los hitos de la evolución del centro, y una de las últimas cosas que hemos hecho, ha sido modificar la pedagogía en Infantil para facilitar un mayor movimiento en espacios más amplios y mezclando a alumnos de diferentes edades para trabajar los instintos, elemento fundamental en los primeros años de vida. Este año, sin embargo, la pedagogía y la cultura, buques insignia de nuestro proyecto, están siendo víctimas de la situación.
¿Cómo está viviendo el centro este año excepcional?
Lo defino como un año de gestión. El inicio de curso ha sido una locura en horas, en lectura y adaptación de decretos que iban modificándose semanalmente. Lo bueno es que ha sido un trabajo en común con una alta implicación de las familias. Se ha creado un grupo de trabajo muy efectivo con familias, trabajadores y profesores y este trabajo ha propiciado que estos casi dos meses de curso el resultado esté siendo muy bueno. También estamos adaptando nuestra pedagogía a la situación porque hay que aprender de ella.
¿Qué proyectos pendientes tiene el centro?
Un elemento fundamental de mejora es la escuela infantil, su traslado a otro espacio más adecuado dentro del recinto. Era uno de los objetivos principales de este Oinez. Por otro lado, queremos tender a la sostenibilidad de este edificio que tiene ya muchos años. Y a nivel pedagógico, mantener los ojos bien abiertos al mundo académico para poder adaptarnos a las necesidades de nuestro alumnado.
