En el proyecto de auzolan participaron en torno a una veintena de vecinos que, bajo la supervisión del taller Yeregui, se ocuparon de limpiar las piezas y volverlas a colocar. El antes y el después no deja lugar a dudas del magnífico trabajo y el amor por el pueblo de los voluntarios. El reloj, que hasta los años sesenta daba las horas en el pueblo, puede volver a sonar, pero para evitar el desgaste solo lo hará en fechas señaladas.
Desde su inauguración, que se celebró con el visionado de un vídeo sobre el proceso de rehabilitación, con música de la coral Gizonok y con un aperitivo para el centenar de asistentes, el reloj de la iglesia de Santa Eulalia se puede visitar como elemento destacado del patrimonio del concejo.