
La programación arrancaba el viernes con una peregrinación por la paz, en clara referencia al conflicto en Ucrania, que partió desde la parroquia de Villatuerta en torno a las 12.30 y que, tras casi cinco kilómetros de recorrido por el Camino de Santiago, llegaba a Estella en silencio. Fue a la entrada en el término municipal cuando los más de cien participantes reivindicaron la paz y recorrieron sumidos en el silencio la zona histórica de la ciudad y el paseo de Los Llanos. Cuando llegaron a San Benito, procedieron al levantamiento del árbol de la paz.
El plantado de este gran tronco octogonal fue la primera de muchas ceremonias y celebraciones que acogió el programa durante los tres días de reunión. Como el encendido de la llama de la fraternidad, a las ocho de la tarde, después del acto inaugural y la esperada charla de Javier Melloni. La música tomaba el relevo con Rocío Madreselva.
El programa del Foro regresaba dos años después de la última edición y lo hacía distribuido en dos espacios de encuentro. Por un lado el oficial, con charlas sobre el título de las jornadas, el futuro de las religiones, y otra más vivencial y de celebración. No faltaron la danza, los cuentos y leyendas, las prácticas de yoga y taichi, el canto, la meditación y la musicoterapia, entre muchas otras. Las actividades se realizaron en una carpa principal ubicada en las huertas del monasterio de San Benito, en la escuela de música, y en los centros Saludarte y Centro Mandala, de la ciudad del Ega.
Después de tres jornadas intensas, con actividades que comenzaban a las ocho de la mañana, llegó la ceremonia de clausura conocida de anteriores edición cuando las flores del altar que preside las celebraciones son entregadas al río. Como en ediciones anteriores, los vecinos de Estella pudieron participar del programa de actividades de manera gratuita.