Al frente de la expedición se encuentra el médico Abdala Banani, natural de Dajla. En la ciudad viven sus padres y sus hermanos y aquí trabajó durante cinco años en el hospital al que acudirá el grupo de sanitarios de Tierra Estella.
Cada año, Banani se desplaza un mes para ayudar en el centro hospitalario, una instalación de muy pocos recursos que actualmente carece de médico, y donde mucha gente le conoce. En esta ocasión le acompañarán la también médico de Villatuerta Marta Juániz Vergara, las enfermeras Marian Íñigo Aramendía y María Jesús Ayape Arbe, y la trabajadora social, Cristina Gracia. Todos ellos se desplazan junto a sus hijos, con edades comprendidas entre los 7 y los 20 años, que también colaborarán en la medida de sus posibilidades y que, sobre todo, podrán conocer una realidad diferente a la que están acostumbrados en Navarra.
Los compañeros de Banani se suman a la experiencia alentados por el médico y sensibilizados especialmente por una exposición organizada por Médicos Mundi sobre la situación de los campos saharauis que hace unos meses se instaló en el centro de salud. Desde que tomaran la decisión de aportar su grano de arena, el personal ha ido almacenando en el edificio medicamentos, especialmente ibuprofeno y antibióticos, además de material textil y batas para los pacientes que han conseguido y que llevarán a Marruecos. También han hecho acopio de caramelos, bolígrafos, lápices y balones para repartir entre los niños en las escuelas.
La colecta la han llevado a cabo de manera personal, sin grandes llamamientos, pero en los próximos días los particulares y las farmacias que lo deseen podrán donar y entregar medicamentos en el centro de salud, donde serán muy bien recibidos.
El grupo de médicos de Villatuerta aprovecha la logística de la Asociacion Navarra de Amigos del Sahara (ANAS), que cada año en Semana Santa fleta un avión hasta Tinduf y al que se pueden sumar otras iniciativas que compartan objetivos. Durante las dos semanas de estancia en Dajla, el grupo se hospedará en casa de Abdala Banani, el mejor anfitrión de la ciudad, los campos y las instalaciones sanitarias que visitarán.
Banani explica que toda ayuda internacional en los campos es poca ante la falta de recursos. “Cuando estuve en el hospital en diciembre había dos médicos trabajando. Ahora no hay ninguno. Así que vamos a ayudar. Entre Marta y yo mismo organizaremos la consulta en el hospital y las enfermeras se encargarán de atender en el hospital, pero también a domicilio a pacientes encamados con úlceras. A las escuelas se acercarán nuestras hijas y también a una escuela de discapacidad para ayudar. Es una buena manera de ver otras realidades y de sensibilizar”, explica el médico.
Los medicamentos son bienes muy preciados en la región. Escasean hasta el punto de que una crema hidratante podría evitar problemas posteriores. “Por ello, llevamos medicación y material que utilizaremos para no gastar el que haya y dejaremos todo lo que nos sobre”, explica el médico.
Dajla es una región integrada por siete municipios, cada uno con un pequeño consultorio con una enfermera jefa pero atendido por auxiliares. Explica Badani que abren tres o cuatro horas por la mañana y otras tantas por la tarde para controles de niños sanos y control del azúcar. Asimismo, cada municipio tiene su pequeña farmacia. Después está el hospital de la provincia, adonde acuden los profesionales navarros, con servicios de medicina interna, pediatría y ginecología, atendidos por dos o tres matronas, además de una farmacia. “En el hospital mis compañeros van a vivir una experiencia intensa tanto personal como profesional. No hay especialistas y te enfrentas a todo; a un parto, a atenciones pediátricas y a fracturas y las urgencias mayores se mandan a otro hospital a 200 kilómetros de distancia. Así que si es un caso de infarto, imagínate”, relata Banani.
Marta Juániz, la médico de Villatuerta, explica que estos días previos los viven con cierta incertidumbre sobre la experiencia que van a vivir. “Vamos dispuestos a ayudar y sabemos que recibiremos más de lo que vamos a dar”, explica.
“Mis compañeras no se pueden imaginar lo qué se van a encontrar. Van a una zona muy diferente, desértica, con calor; pero si les gusta, seguramente más gente querrá venir”, añade Banani. Banani vivió con su familia en los campamentos de Tinduf, donde estudió hasta primero de la ESO antes de ir a estudiar a Argelia. “Tuve la oportunidad de ir a Cuba a estudiar la carrera de Medicina. Después volví al Sahara, donde estuve cinco años trabajando y, como mis padres tienen nacionalidad española, pidió el visado y fui a Alicante, donde obtuve la homologación. Estudié el Mir en La Rioja y llevo en Navarra desde 2016”, cuenta Banani.