Cita imprescindible con el carbonero más popular

Cita imprescindible con el carbonero más popular

Olentzero recorrerá las calles de la ciudad el martes 24 a partir de las 17.30 horas

Niños y mayores tienen una cita a la que no pueden faltar en Navidad. Olentzero recorrerá las calles de Estella-Lizarra el martes 24 de diciembre para saludar y presidir el recibimiento que le brinda Lizarra Ikastola. A las 17.30 horas, la comitiva formada por los alumnos, partirá del centro escolar. Olentzero, montado en su carroza, estará acompañado por otra carroza con Mari Domingui, por un nacimiento viviente, por la carroza del solsticio de invierno que aporta el colegio Remontival y por la imagen de un Olentzero en andas.

De la organización de la kalejira se encargan los padres y madres de los alumnos de segundo curso de Educación Primaria, un grupo de unas 75 personas que durante las semanas previas se ocupan de la visita de Olentzero. El día 24, la comitiva partirá de la ikastola para realizar el recorrido habitual: calle San Francisco Javier, plaza de la Coronación, calles San Andrés, Baja Navarra, Mayor, plaza Santiago, Calderería, plaza de los Fueros, calles la Estrella, Navarrería y, nuevamente, Mayor, Baja Navarra, Inmaculada, Gustavo de Maeztu y San Francisco Javier para regresar al patio del centro escolar.

 

En la kalejira participan, además de los alumnos de todas las edades, los joaldunak, los danzaris de Larraiza, los gaiteros Deierri, un grupo de trikitilariak, los txistularis Padre Hilario Olazarán, la banda de Costan, los danzaris de Ibai Ega, los gaiteros de Estella y la banda de música de Estella. El colegio público Remontival se implica en el acto desde hace dos años con una carroza propia que alude al solsticio de invierno y en la que dos chicos de sexto de Primaria representan a los elementos agua y fuego. Los padres de Remontival acompañan a la carroza durante la kalejira. 

El día 24, Olentzero visitará Estella-Lizarra por cuadragésimo segunda edición desde que en 1971 se acercara a la ciudad del Ega por primera vez.

100 kg. Carbonero de profesión y con una vida que gira en torno al monte, Olentzero repartirá durante su kalejira por Estella 100 kilos de castañas. 

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Colaboración. Josu Reparaz Leiza. Director de Lizarra Ikastola

El viejo carbonero de la montaña de Leitza anuncia el solsticio de invierno y la Navidad.

La materia puede volver a nacer. Esa idea esencial se reactiva cada año en el libro cultural de nuestra tierra. Sus gruesas páginas -ya sean paganas, cristianas, o pintorescas combinaciones de ambas-, todas aparecen cosidas por el amoroso hilo de la historia, la leyenda, o el folklore para componer el colorista calendario festivo del invierno.

El árbol cortado se hace leña o carbón, calienta en los fogones y cocinas de las casas. Alienta las reuniones familiares en su entorno. Las historias y los cuentos amenizan las largas noches del invierno. 

Cuesta salir a la calle, las inclemencias del tiempo lo impiden. Pero siempre hay quien reivindica la fiesta. Las reuniones de niños y jóvenes en alegres kalejiras de cuestación de comida, frutos secos o dinero, son abundantes. Para el antropólogo José María Satrústegu, el nombre de “Olentzero” es muy antiguo; hace referencia a una época del año determinada: “Oles”, una palabra muy arraigada en la tradición euskaldun (“Olez, olez ibili”), que nos acerca a la costumbre de los jóvenes de ir de casa en casa cantando y pidiendo, esperando obsequios.

Desde el 1 de noviembre “el txinurri” de Todos los Santos, luego “los obispillos” por San Nicolás, el 6 de diciembre, y por fin “Olentzero”, el 24 de diciembre. Todas estas fiestas pertenecen a la misma tipología, todas llevan color y calor a pueblos y ciudades de nuestro entorno.  

Pero, sin duda, el papel de Olentzero es el más importante. Tiene la misión de anunciar el solsticio de invierno y la Navidad. Es un viejo carbonero que en su trabajo del monte (en la montaña de Leitza) recibe la noticia del nacimiento de Jesús y la cercanía del año nuevo. Deja de inmediato su trabajo y baja a los pueblos, alegre y satisfecho, a dar la buena nueva. Llega cargado de regalos, de frutos secos, y en ocasiones, de carbón… Por la noche, visita todas las casas, entrando por las chimeneas, y trata de satisfacer las peticiones de niños y mayores.

Parece ser que a Olentzero, gran aficionado a la buena mesa y a los ricos caldos de las bodegas, le gustaron las gentes acogedoras de la vieja Lizarra. Desde 1971 no ha dejado de visitar la ciudad del Ega para recorrer sus hermosas calles y disfrutar de su hospitalidad. Llevado en andas, tratado por todos con gran cariño, va acompañado de música y dantzas. Se cantan villancicos y multitudes de niños y jóvenes, dispuestos a  vaciar sus alforjas, no paran de vitorearle. Saben que van llenas de obsequios, de alegría e ilusiones. 

Seguramente aquí consigue olvidar los rigores del frío y la dureza de su trabajo. Cada año, su visita es la fiesta que abre la puerta a la Navidad.  

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