“Jamás me imaginé viniendo a trabajar en patinete, pero me parece divertidísimo”, apunta Amaia Senosiáin Elizaga, propietaria de la tienda Salvia, en Estella. Desde hace un año, cada día, dos veces de ida y dos veces de vuelta, la comerciante, de 52 años, recorre el centro de la ciudad desde su casa, en las proximidades del hospital, hasta la calle San Veremundo.
En apenas tres minutos y medio recorre el kilómetro y medio que separa su casa de su negocio. “Coger el coche supone dar muchas vueltas para aparcar y finalmente lo tenía que dejar en el Sector B para venir desde allí andando y siempre apurada de tiempo. Me parecía genial poder desplazarme sin tener que aparcar. El patinete es más cómodo, más ecológico, lo guardo en la tienda y no pierdo nada de tiempo”, explica la usuaria.
Aunque cómodo y divertido, Amaia Senosiáin advierte sobre la necesaria precaución de un vehículo, el suyo, que suele circular a 20 km/h pero que comparte la carretera con el resto del tráfico rodado. “Hay que tener cuidado. Siempre con casco y mucha precaución. Es cierto que a veces son los coches los que se asustan cuando te ven. Yo tengo dos seguros, uno de accidentes y otro de patinete. Pero lo recomiendo, además en el mercado hay muchas opciones de patinetes según lo que cada cual necesite”