
Carlos Azcona explica que la idea de realizar un documental surgió de modo informal con el objetivo de dar voz a personas que se encuentran en lugares como los asilos y que, con una rica vida a sus espaldas, tienen mucho que decir sobre sus experiencias vitales. Cámara al hombro, la grabación la realizaron durante las vacaciones de Navidad en San Jerónimo. Azcona y Carlos Blas contaron con el apoyo de sus hijos de 17 años Julen Azcona Martín y Juan Blas Gómez de Segura. “Ellos formaron el equipo técnico de sonido, iluminación y foto fija. El micrófono, los focos, los filtros de luz y la cámara fotográfica fueron sus responsabilidades”, dice Azcona.
Al estreno en el salón de actos de Mancomunidad acudieron en torno a 130 personas. Un debate permitía analizar el documental. “Estamos muy satisfechos con la realización del cortometraje y también con la acogida que ha tenido. Nos ha sorprendido la cantidad de mensajes que la gente recibió, algunos de ellos ni nosotros habíamos caído en la cuenta”, añadía el autor.