Joven promesa del balonmano, el primera línea Aitor Albizu pone toda su rasmia cuando juega con el primer equipo y cuando compite en el suyo, incluso cuando hace doblete, como en la última jornada ante el Granollers y el Huarte en dos encuentros consecutivos. Albizu lo da todo en el terreno de juego y también en lo relativo a su formación académica como estudiante del Administración y Dirección de Empresas en la UPNA.
¿Cómo te encuentras en la plantilla del primer equipo, el Helvetia Anaitasuna?
Me siento muy a gusto y me veo bien, pero conozco mi rol. Me han convocado en todos los partidos de esta temporada menos uno y he jugado solamente en ocho ocasiones. Es normal porque hay gente de mucho nivel y yo todavía tengo mucho que aprender de ellos. Existe mucha diferencia de edad, de calidad y de físico, me sacan mucha ventaja. Digamos que estoy en una etapa de transición.
Esta es la primera temporada que hago todos los entrenamientos con el primer equipo y sé que mi papel es ayudar al resto de jugadores, mejorar y adaptarme. El ambiente es muy bueno, con muchos jóvenes, porque el Anaita siempre ha apostado por la cantera.
¿Te ves con posibilidades de fichar por el primer equipo?
Mi intención es seguir trabajando para cuando haya un cambio generacional. Si doy el nivel tengo esperanza de poder estar en el equipo. Ahora mismo soy uno más, pero me falta nivel. Yo lo noto, en algunos partidos estoy nervioso, a veces cometes fallos. Se trata de coger experiencia y minutos para poder aportar más.
Además de competir en dos ligas, estudias en la universidad, ¿cómo lo haces para compatibilizar?
Con mucho esfuerzo. Si no voy a clase me siento mal, así que hago todo lo puedo por estar. Supone mucho esfuerzo a nivel físico y mental, sobre todo cuando llegan los exámenes. Estudiar, entrenar, partidos, a veces dos, desplazamientos, exige mucho.
Ha habido días que he salido de la universidad, he ido a casa a comer, he vuelto a estudiar, he hecho dos sesiones de entrenamiento y luego me he puesto otra vez a estudiar. En el estadio de Anaitasuna hay biblioteca y comedor, y eso ayuda mucho. También por ser deportista de alto rendimiento puedo faltar a veces a clase e incluso me han cambiado algún examen si ha coincido con partidos. En este sentido no me puedo quejar, me siento apoyado.
¿Compensa?
Compensa. Renuncias a muchas cosas pero recibes muchas otras. Me siento afortunado por rodearme de gente buena, por formar parte de un grupo en el que nos lo pasamos bien. Me gusta el deporte, el balonmano, y me exijo mucho, pero el ambiente lo compensa.
¿Qué estas aprendiendo de la competición al máximo nivel y de tus compañeros más veteranos?
Aprendes, lo primero, que los partidos hay que prepararlos mucho y que si no cuidas la alimentación y el sueño, te pasan factura los entrenamientos. También estoy aprendiendo a llevar diferentes situaciones de estrés. Los veteranos se toman las cosas con mucha calma, aunque lo dan todo. A los más jóvenes nos enseñan valores y nos dan consejos a seguir. Es de admirar sus ganas de ganar, partido tras partido van con todo. Viven de ello y hacen su trabajo lo mejor posible.
¿Y qué aporta la juventud al equipo?
Pues también aportamos y hacemos bien al equipo. Es cierto que cuando las cosas están más apechugadas cometemos más errores por la falta de experiencia, pero en otras ocasiones tenemos más descaro, rasmia, ganas, ilusión y, siempre, ponemos buen rollo.
¿Cómo es la competición a nivel nacional?
En la tele a veces se ve muy fácil, piensas “qué lento”, pero luego te pones en el campo y todo es mucho más rápido que tú mismo. Los gestos, los movimientos, te hacen dudar mucho más. La grada aprieta y cualquier fallo mínimo afecta al marcador. Todo puede cambiar de un momento a otro. Parece que puedes ganar pero te pones por debajo y al final logras un empate que sabe a bueno. Es una locura.
Me he dado cuenta que en el máximo nivel pesa más el equipo, el buen resultado final, que el individualismo, el marcar, el jugar o el no jugar. Es diferente cuando eres pequeño o estás en otras competiciones inferiores, cuando sientes que lo importante es que tú juegues y si no estás en el campo te sientes mal.
¿Qué valoración haces de la temporada en los dos equipos en los que militas?
En la Liga Asobal no empezamos muy bien. Perdíamos partidos de uno, los resultados no acompañaban a los buenos partidos. Luego iniciamos buena racha y nos colocamos quintos o sextos, pero esta segunda vuelta podría ir mejor. Aspiramos a mejorar y tenemos potencial para un top 7.
Con el de Primera Nacional, vamos segundos, vamos muy bien, siete partidos seguidos ganados. Las bajas del primer equipo han podido lastrar al segundo pero aún y todo vamos bastante bien y aspiramos a clasificarnos otro año más para la fase de ascenso a Segunda División.
¿Te marcas objetivos deportivos? ¿Dónde te gustaría llegar?
Me gustaría llegar al primer equipo con ficha, por eso estoy entrenando tanto todos los días, y disfrutar algunas temporadas en Asobal, a la vez que me gradúo en ADE. Luego lo que depare el futuro. Soy joven, no sé qué pasara pero mientras disfrute del balonmano y del grupo, me gustaría seguir creciendo aquí a nivel deportivo.
Si sigo en Pamplona, una vez graduado no estaría solo en el Anaita. Mi idea sería buscar un trabajo a media jornada o estudiar un máster, ante todo seguir haciendo otras cosas, no solo balonmano.
Afición de familia
A Aitor Albizu le viene la afición al balonmano de familia. Su padre, Ricardo Albizu, y sus tíos jugaron en la S.D. Itxako. Ricardo Albizu fue también miembro de la junta directiva. La afición llegó a sus hijos puesto que los tres varones, Ricardo, Aitor e Ibon juegan al balonmano. Como curiosidad, destaca Aitor que sus dos hermanos son zurdos, él no, y que su hermano mayor, Ricardo, es compañero suyo en el Primera Nacional del Anaitasuna. Ibon, de 14 años, juega en el equipo de Cadetes del Bm. Lizarrerria.
