“Un aperitivo servía de encuentro vecinal tras el cohete en la trasera del
ayuntamiento
”
El salón de actos del edificio consistorial acogía un multitudinario acto que reunía a los niños y sus familias y que terminaba con una foto de grupo. La cita se producía minutos después de la inauguración de las fiestas con un cohete protagonizado por el teniente de alcalde, Ángel Luis Maeztu Fernández, de 69 años, casado, con una hija y con un nieto que estuvo presente en la imposición de pañuelos.
Momento especial
Los nervios se sumaron al inicio de las fiestas. El teniente de alcalde, arropado por los miembros de Corporación, que le otorgaron el honor de prender la mecha, pronunciaba un discurso conciso ante los vecinos congregados frente al edificio. “Murietenses, murietensas, visa San Esteban, gora Murieta. Felices fiestas”. Poco después atendía a los medios de comunicación y ofrecía sus impresiones. “Estaba nervioso porque es un momento muy especial. Hace mucha ilusión, es algo que te ocurre una vez en la vida y te emociona ver que allí abajo a tanta gente”, declaraba.
Maeztu se consideró “fiestero”, aunque aseguraba que, como miembro del Ayuntamiento, toca trabajar durante las fiestas. “También disfruto, en compañía de mi mujer, el nieto, los amigos… y del programa me gusta mucho el Día de los Jubilados”, decía.
En la sala del balcón, el alcalde de Murieta, Emilio Ruiz Recalde, destacaba los platos fuertes de unas fiestas muy populares en la comarca, que justo comenzaban. “Lo principal son los calderetes el viernes, que se juntan unos 35, y la cena popular para más de 250 personas. El éxito de las fiestas se debe a la participación de la gente del pueblo. Los toros de fuego, uno infantil y otro de miuras, atraen hasta Murieta a muchas personas que vienen exclusivamente por ello”, explicaba el primer edil, quien anunciaba que las de 2014 serían sus últimas fiestas.
“Después de cuatro años este es el último, seguro. Está decidido. La valoración de esta legislatura es muy buena, porque aprendes muchas cosas y porque es bonito intentar ayudar a la gente del pueblo. Pienso que cada vecino debería pasar por aquí para saber cómo es esto”, añadía.
El Ayuntamiento destinó a las fiestas un presupuesto de 30.000 euros, ligeramente inferior al del año pasado. La colaboración de la gente y los ajustes en los precios de acuerdo con la situación económica actual permitieron, en opinión del alcalde, realizar unas fiestas tan buenas como siempre pero con menos gasto.
Iniciadas las fiestas, la música de la charanga Zalabarte, de Igúzquiza, transformó el ambiente en las inmediaciones del consistorio. Un aperitivo, escudilla, como dicen en la población, servía para celebrar el inicio de los mejores días del año, reunir a los vecinos y confraternizar.
Quedaba por delante un completo programa con comidas populares, la actuación de la ganadería Arno que hizo las delicias de los más pequeños con los animales, la música de orquesta, los disfraces, los hinchables y las actuaciones infantiles, la procesión el viernes en honor del patrón San Esteban, los fuegos artificiales, las jotas, los toros de fuego, la pelota y muchas otras razones para reunir a vecinos y visitantes durante cuatro días de fiesta.