“Siempre nos han gustado la Bajadica del Che y las verbenas”
Jesús Apesteguía Heredia, 85 años
Mari Mercero Barrena, 83 años
Nacidos en Estella, se casaron en 1955 y tienen
cuatro hijos –Juan Ángel, Mª Dolores, Mª Puy y
Elena- tres nietos y un biznieto. Jesús Apesteguía
se dedicó a la construcción y su esposa es ama
de casa. Se conocieron en la verbena del barrio
de San Miguel y el próximo año celebrarán
las bodas de diamante, que simbolizan 60 años de matrimonio.
¿Contentos por haber sido elegidos para recibir el homenaje en fiestas?
Mari Mercero. Sí, contentos, y algún otro también hemos recibido. Por ejemplo, la parroquia de San Miguel nos homenajeó por colaborar en las limpiezas de la iglesia. Me parece bien, será un día bonito.
¿De qué manera viven las fiestas?
Jesús Apesteguía. Hacemos lo de antes, pero de otra forma, más tranquilos, y salimos menos. Siempre nos ha gustado mucho, por ejemplo, la bajadica del Che y las verbenas, pero ya no se nos hace tarde, nos cansamos. Antes nos gustaba mucho ir a los toros, y lo hemos estado haciendo hasta hace unos cuatro años.
M.M. Este año, además, en fiestas vamos a estar solos porque los hijos se van de vacaciones. Con la de gente que antes venía a casa, hermanos de mi marido, cuñadas…
¿Han cambiado mucho las fiestas desde que eran jóvenes?
M.M. Ahora son distintas completamente. Antes bailábamos en la plaza, en corro dábamos vueltas al quiosco. Ahora no ponen música más que para la gente joven, ¡con lo que nos gusta bailar!
J.A. Bailamos de todo, pasodobles, y también nos gusta mucho el merengue. Ahora la gente joven apenas está en la calle y la Bajadica del Che, que era lo principal, está muy venida a menos.
¿Su acto favorito?
J.A. La Pañuelada es uno de ellos, porque lo fundaron mi hermano Javier Apesteguía, ‘Perepo’, y su cuadrilla. Por eso es algo especial, como de la familia.
“Al principio nos tomábamos una cervecita y bailábamos un poco, pero las fiestas son para los jóvenes”
José Nieva Ágreda, 82 años
Isabel Torres, 70 años
¿Qué tal se encuentran en Estella?
Isabel Torres. Bien, aunque yo echo de menos a mis sobrinos. Vamos de vez en cuando a verles, si no puedo yo, va mi marido. Aquí, lo que siento es mucho frío.
Jose Nieva. Ella es de clima cálido, y siempre está de frío. Ocurre que Lima es una eterna primavera.
La verdad es que tienen una historia muy bonita.
J.N. Me pasé 19 años trabajando en barcos noruegos. Aquí no había trabajo y embarcarte era una aventura muy grande, en barcos de mercancías, petroleros… Si volviera a nacer haría lo mismo porque el mundo es un libro abierto. Yo en Cadreita no sabía más que donde estaba el Ebro. Luego la conocí a ella, a Isabel, que se llama como mi hija, y vinimos a España. Primero tuvimos que pasar ocho meses en la residencia de Madrid ‘El retorno’, donde nos cruzamos con mucha otras personas que vivían fuera de la patria. Después nos dieron plaza en mi provincia, Navarra, en Estella.
¿Suelen disfrutar de las fiestas?
J.N. Poco. Al vivir en la residencia, que además está alejada del centro, no bajamos mucho. Al principio sí lo hacíamos. Veníamos, nos tomábamos una cervecita y bailábamos un poco, pero las fiestas son para los jóvenes, no para los mayores y, sobre todo, no teniendo aquí familia.
¿Les hace ilusión este homenaje que les va a hacer el Ayuntamiento?
I.T. Ilusión sí nos hace este homenaje.
J.N. Ese día disfrutaremos un poco de las fiestas.