“El frescor del agua, los movimientos que realizamos en ella y el beneficio del sol nos recargarán de salud para afrontar el otoño”Cada vez que nos damos un chapuzón para refrescarnos, debemos mover un poco nuestras articulaciones. Si sabemos nadar, aprovechamos y nos damos unas brazadas y, si no sabemos, simplemente realizamos movimientos de nuestras articulares (rodillas, hombros, manos, etc.). Esto hará que las inflamaciones disminuyan y que luego, desplazarnos fuera del agua nos resulte más fácil y menos doloroso.
A todo esto debemos sumar que la presión que el agua realiza sobre nuestro cuerpo también favorece la desinflamación y que, al estar fresca, este efecto aún es mayor, por lo tanto “sólo” con darnos un baño estamos beneficiando a nuestro cuerpo.
Y por si fuera poco, y esto es en realidad de lo que no podemos disfrutar durante los meses más fríos, mientras estamos en el agua nos está dando el sol en el cuerpo. Los estímulos que el agua fría produce en nuestra piel, acostumbrada a estar tapada, junto con los beneficios que nos proporcionan los rayos solares harán que nos recarguemos de energía para todo el año. •