¿Dentro o fuera?

¿Dentro o fuera?

¿Fiestas con o sin chabisque? Dos cuadrillas, una con bajera y otra sin ella, cuentan cómo viven la semana festiva

Algo tan asociado a las fiestas como la música, el baile o las peñas son los chabisques. O al menos para algunos. Porque para otros es un tema que apenas les preocupa. Mientras unos se desviven por buscar un local y darle uso en la semana festiva, otros ni no se lo plantean ni pisan uno en los sietes días. Pero ¿son muy diferentes unas fiestas de otras? He aquí el testimonio de dos experiencias: el de una cuadrilla acostumbrada a disponer de bajera y el de otra, por el contrario, a no tener.

Las fiestas con chabisque o las fiestas sin él, una elección personal. Esta segunda opción es la que ha tomado una cuadrilla de Estella con edades comprendidas entre los 25 y 26 años. “Simplemente no lo vemos necesario. Nunca nos hemos parado a hablar sobre alquilar o no, porque no nos hace falta”, expresa Iranzu Gutiérrez, una de las integrantes de la cuadrilla.

“Siempre hemos quedado hacia las diez en la plaza Santiago, porque la gente de nuestro grupo curraba o tocaba en la banda o era dantzari. Así que hasta esa hora cada uno hacía su vida y luego, como un amigo, Andrés, vive ahí, bajábamos tablas y caballetes y comprábamos la cena en la barraca de la ikastola”, completa Izar Bakaikua. 

Otra opción consiste en tomar prestada la casa de algún amigo e instalarse en ella. “Nunca hemos sido de cocinar, pero sí que llevamos cada uno algo, un bocadillo o algo comprado, y cenamos todos juntos. La verdad que no somos muy organizados”, cuenta Amaia Urra.

Malas experiencias

La última vez que tuvieron local fue a sus 18 años, en la plaza Santiago, y no tienen buenos recuerdos. “Todo eran movidas. Tuvimos problemas con los vecinos, que incluso nos echaron silicona en la cerradura. Nos quitaron el bote, las botellas, entraba gente; estábamos más pendientes de cuidar el sitio que de pasarlo bien. Desde que no tenemos chabisque, las fiestas han ido a mejor”, explica Bakaikua. “La pasta también nos echaba para atrás. Por no hablar de las normativas, los extintores, el baño… era mucho lío”, comenta Gutiérrez.

Explican que para ellos tener bajera es perderse las fiestas. “Lo mejor de estos días es el ambientico. Todo el mundo está en la calle contento o predispuesto a estarlo. En un chabisque te lo pierdes”, apunta Elisabet Contreras. “¿Qué le vamos a hacer? Somos una cuadrilla callejera”, se ríe Izar Bakaikua. 

Nadie mejor que este grupo de amigos, de entre 17 y 19 años, para saber cómo es la experiencia de tener local, ya que nunca han vivido unas fiestas sin bajera. De hecho, desde hace dos años utilizan anualmente una en el barrio ‘Lizarra’. “Hemos tenido tres y el mejor fue el segundo, porque al estar en la calle Mayor, al lado de la parte vieja, fue una locura y nos lo pasamos muy bien”, explica Julen Azcona.

La gente creía que era un bar, se quedaban en la puerta esperando. “Ese año casi no salimos del chabisque, porque toda la juerga la teníamos dentro”, recuerda Leire Eraso. “El fin de semana fue muy intenso. Todo era gente desconocida, que entraba a la barra, hacía lo que le daba la gana y no los podíamos controlar. Un día tuvimos que echarlos y cerrar el chabisque toda la noche”, añade otra de la cuadrilla, Miren Murguialday.  La bajera que tienen ahora, sin embargo, es todo lo contrario, como cuenta Idoia Goyache. “Está tan lejos que no va nadie. Nosotros casi tampoco. Por eso el año pasado disfrutamos de las fiestas más en los bares”.

Punto de encuentro

¿Por qué tener un chabisque? Todos contestan solapándose en sus respuestas y coinciden: es su punto de encuentro. “Al comenzar la noche nos reunimos ahí. Hacemos nuestra fiesta hasta que hay ambiente en los bares. También, cuando estás solo, puedes ir al chabisque a probar si hay alguien”, cuenta Azcona. Zona de reunión antes de comenzar la noche, pero también para dar comienzo al día. “Al ir a los bares nos solemos desperdigar, así que después de estar cada uno por su lado, nos volvemos a juntar todos antes del encierro para ir a verlo juntos”, explica Virginia Yoldi.

Pero hay más razones. También puede ser un buen lugar de descanso en el caso de que sea necesario parar un poco. “Es una buena alternativa para los que vivimos en otro pueblo, porque puedes quedarte a dormir”, apunta Maitane López. En cuanto a la organización y la limpieza, asegura, ese es otro tema. 

Este año esperan tener unas fiestas parecidas a las del año pasado, disfrutando de la bajera. Unas fiestas más tranquilas pero, cómo no, haciendo uso de un chabisque, sin el que ya no imaginan sus fiestas. 

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