El trabajo de la ONG Tierra de Hombres ha permitido agrandar su sonrisa, ahora desdentada tras la visita del Ratoncito Pérez. Pero mágica fue sobre todo la oportunidad de ser atendido en Pamplona gracias al programa sanitario dedicado a la infancia de la organización solidaria. El doctor Julio de Pablos, de la clínica San Juan de Dios, trató su dolencia de “pies zambos y equinos”. Con paciencia, y tras largos periodos en silla de ruedas, muletas y finalmente con unas botas ortopédicas, el niño puede andar.
Boni Ros explica que sólo fue necesaria una operación para darle juego al tobillo, pero que el secreto de la mejoría de Amadou consistió en potenciar la elasticidad de los músculos de las piernas. “Llegó con unas complicaciones muy grandes y, aunque hubiera sido ideal una recuperación al cien por cien, se ha conseguido todo lo que se ha podido”, explica. Las botas ortopédicas que, como sistema de corrección, lleva ahora deben ser cambiadas conforme el niño crezca. “De momento, lleva otras de repuesto, pero no sabemos qué pasará después”, explicaba.
Durante su estancia en Estella, Amadou se ha convertido en un vecino simpático, cuya expresividad y afecto despertaba el cariño en la gente. Sus padres estellicas le van a echar mucho de menos. “Tenemos asumida la separación desde el primer momento, porque la ONG deja muy claro que son niños con una familia y no existe ninguna posibilidad de adopción, pero es un momento muy duro. Le das una gota de cariño y te lo devuelve a pozales”, expresaba Boni Ros dos jornadas antes de la partida.
Thialgou, donde Amadou vive junto a su padre, su madre, su hermano pequeño, y sus tíos y primos, se ubica unos cuatrocientos kilómetros al este de la capital de Mauritania, próximo al río Senegal. Boni Ros asegura que de alguna manera mantendrá el contacto, a través de la ONG. A pesar de que tenía que separarse de sus padres de acogida, Amadou se mostraba antes de partir muy ilusionado por ver a sus padres y a su hermanito. En estos momentos, se encuentra ya en su casa. •