¿Qué momento vive el municipio en cuanto a población?
La mayor parte de las zonas rurales presentamos problemas comunes como son el envejecimiento progresivo de la población y la falta de reemplazo suficiente, unidos a pocas oportunidades laborales especialmente para mujeres y jóvenes. Estos problemas se dan también en nuestros pueblos.
En cuanto a nuestras cifras, llevamos tres años con un ligero aumento de población. Hace 10 años había 337 habitantes, pasamos a un mínimo en 2018 de 293 y, desde entonces, poco a poco hemos ido subiendo a 301 en 2019, 312 en 2020 y 316 este año 2021. Sin embargo, aunque no son datos malos, no nos tranquiliza; nos anima a seguir trabajando por nuestros cuatro pueblos de forma que haya más personas que se animen a vivir en el municipio y que nuestros convecinos no se vayan. Se trata de un esfuerzo colectivo en el que debe estar implicada toda la población.
¿La gente quiere vivir en los pueblos?
Creo que en los pueblos se vive mucho mejor que en las ciudades, sin duda, y los jóvenes lo están comenzando a valorar. Por enumerar algunas ventajas están las relaciones interpersonales cercanas, el contacto directo con la naturaleza y la tranquilidad de la vida diaria. Otra cosa diferente es que un urbanita se pueda adaptar rápido, hay que pasar un periodo de “desintoxicación mental”, pero el resultado es muy positivo. Estoy seguro de que los pueblos son la auténtica oportunidad para las generaciones venideras. El teletrabajo con la pandemia ha venido para quedarse y eso sin duda, unido a las ventajas que he mencionado, favorecerá, en mi opinión, el renacer de las zonas rurales.
¿Cuáles son los impedimentos?
Veo varias causas principales a la hora de asentar o atraer a nuevas personas. Por un lado, desgraciadamente, el declive del sector primario, las diferencias, que poco a poco van siendo menos, en los servicios públicos, la merma de oportunidades laborales especialmente en las mujeres, la vivienda y la falta clara de una apuesta por lo rural de los organismos públicos.
¿Qué se puede hacer para frenar y para revertir la despoblación?
Es fundamental, en primer lugar, que las Administraciones enfoquen sus políticas de manera decidida a favorecer el equilibrio entre los distintos territorios de la Comunidad Foral. Navarra ha crecido y crece todavía de forma desequilibrada y eso es una verdadera injusticia para una parte fundamental de su población que vive en las zonas rurales y cuida del medio ambiente, que es de todos los navarros.
Hay que apostar por mejorar las infraestructuras, por la generación de servicios de atención a la dependencia en el medio rural, por favorecer el emprendimiento y la creación de nuevos negocios vinculados al sector primario, al turismo, o al medio ambiente, o por implementar políticas de rehabilitación de viviendas en alquiler, entre otras muchas.
¿Está tomando el municipio alguna medida para combatirla?
Trabajamos desde el Ayuntamiento en varias líneas. Por un lado, junto con el Gobierno de Navarra, en la creación de un Centro Rural de Atención Diurna en Acedo, del que ya está realizada una primera fase y que, después de muchos años de reuniones con la Administración, hemos tenido noticias esperanzadoras hace pocos días con una posible continuación a través de los fondos europeos.
También hemos negociado que un operador navarro como WÏCAI extienda su tecnología y todos los vecinos puedan acceder a banda ancha de calidad. A la vez, hemos establecido ayudas a estudios para jóvenes y apostamos porque los edificios municipales se abastezcan de energías limpias y que el ahorro se pueda destinar a otras necesidades.
