““Nosotros venimos cuando el cementerio está más tranquilo”, explica Cristina Cabalgante.
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Es una tradición que sigue muy vigente en el cementerio de Estella y en el resto de camposantos de la comarca. Los arreglos y la colocación de flores forman parte de un ritual que en muchos casos acerca a los familiares y los reúne en una tarea común. No sólo en la visita a los cementerios, también en la puesta a punto. Es el caso del estellés José Ramón Arza, y dos familiares, que se dieron cita el viernes anterior al día 1. “Hemos venido a limpiar un poco, reponer lo feo y ordenar. Lo hacemos todos los años, aunque siempre venimos a primeros de mes. Sirve también para juntar a los dos familias que compartimos aquí”.
El alto número y la variedad de las plantas empleadas en el embellecimiento de la tumba familiar destacaban en el camposanto estellés. Alrededor de la losa habían plantado ebónibus, pensamientos, primaveras y brezos. “Hoy hemos venido nosotros tres, pero el día 1 volvemos más en familia, con todos los miembros”, añadía Arza.
No muy lejos y también en la parte antigua del cementerio, se encontraban Cristina Cabalgante Soria y Antonio Moya Caro. Habían acudido para adecentar la tumba familiar y atender otra de unos amigos. “Nosotros no venimos el día 1, lo hacemos cuando el cementerio está más tranquilo, porque, además, el recuerdo a los difunto no sólo hay que tenerlo un día al año, hay que recordarlos todos los días, y para venir al cementerio de visita o a limpiar, cualquier día es bueno”, explicaba Cristina Cabalgante.
“Para mí el recuerdo a los que no están es constante, pero entiendo que el día 1 se venga. Es un día especial, el de los difuntos. Viene multitud pero también es cierto que mucha gente trabaja y no puede venir a menudo durante el año. Para mí el día 1 es un recuerdo y culto al difunto”, apuntaba su marido, Antonio Moya Caro. Barrer y quitar el musgo que se agarra en las losas eran algunas de las tareas que les había llevado ese día al cementerio.
El matrimonio había buscado un momento tranquilo del día para realizar las tareas, al igual que su vecina Raquel Amador Jiménez. “Yo vengo al cementerio todos los días. Aquí está lo mejor que tengo y si un día no puedo venir me falta algo”. Nunca fallan las flores en el panteón en el que se encuentran su hijo, fallecido en el año 2000 con 33 años, y su marido, que dejaba este mundo hace tan sólo seis meses. No faltan ni flores ni otros elementos decorativos como una Virgen niña. “Para mí el día 1 tiene un significado muy grande. Me da mucha pena y también una gran ilusión porque es su día”.
El día 1, este año en jueves, los cementerios de Estella y de la merindad volverán, un año más, a lucir su aspecto más cuidado y a recibir miles de visitantes.
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Cementerios en Tierra Estella
VILLATUERTA. El ayuntamiento de Villatuerta inicia un proceso de unificación de sus dos cementerios, el antiguo y el nuevo, este último construido hace 30 años. El objetivo es centralizar todos los restos en un mismo sitio. “El ayuntamiento va a dar todas las facilidades para que las familias puedan hacer el desplazamiento de los restos, para que cada uno opte por el lugar y la forma en que lo desee hacer”, apunta la alcaldesa, Mª José Fernández. El consistorio va a empezar ahora con el envío de cartas informativas y a recoger la documentación necesaria.
El camposanto antiguo de Villatuerta, en el término Rolleta, tiene una superficie de 1.085 m2, y lo componen 178 tumbas de tierra y dos panteones. El cementerio nuevo, en el término de Muskildia, tiene 3.839 metros y alberga 251 tumba y 107 columbarios. Se encuentra ocupado al 30%.
AYEGUI. El cementerio de Ayegui, en término Oncineda, alberga en sus 1.030 metros cuadrados un centenar de sepulturas en tierra, 114 nichos y 52 columbarios. Los últimos arreglos se realizaron en 2006, cuando se colocaron columbarios.
LOS ARCOS. El cementerio de la villa arqueña, en la calle Ruta Jacobea, lo componen 115 nichos de alquiler, con una duración de 20 años prorrogables, 70 nichos en propiedad, 236 tumbas y un osario común. Destacan en el camposanto doce panteones familiares, el más antiguo de 1882. De estos doce, diez pertenecen a familias y dos son recordatorio a los caídos en la Guerra Civil del bando nacional y del bando republicano.
ARRÓNIZ. En 3.129 metros cuadrados del camposanto de Arróniz, en Beortiga, se ubican 489 tumbas en tierra y 12 panteones. Quedan 37 huecos libres para enterramientos en tierra, lo que supone una disponibilidad que ronda el 7%. En Arróniz los restos descansan un mínimo de diez años garantizados y la rotación se produce cada 35 años.