“Las asociaciones de la villa colaboraron en la partición y reparto de las barras en el consistorio“
Una eucaristía reunía a las doce del mediodía a un buen número de vecinos en la iglesia de Santa María. A su término, el Ayuntamiento en cuerpo de Corporación se desplazaba hasta la casa consistorial, lugar que acaparaba la atención. En el interior del edificio, los párrocos Javier Resano, de Los Arcos, y Óscar Azcona, de la iglesia de San Juan de Estella, bendijeron las 300 barras de pan que se repartieron en la mañana del 22 de enero. Al acto acudía el presidente del Parlamento de Navarra, Alberto Catalán, y el consejero de Interior, Javier Morrás, oriundo de la villa, que acompañó al alcalde, Jerónimo Gómez Ortigosa, y al resto de concejales presentes.
Las trescientas barras de pan se convirtieron en 2.400 raciones gracias a la colaboración del personal del ayuntamiento y de miembros de las asociaciones, y fueron lanzadas desde el balcón. Los vecinos, de todas las edades, esperaban el momento y se afanaban por alcanzar los pedazos de pan bendecido que acompañarían la comida de ese día. La lluvia en esos momentos obligaba a abrir los paraguas que muchas personas utilizaron en su favor colocándolo del revés para recoger el pan que también llovía desde las alturas.
En la preparación de los trozos del alimento básico y en su reparto participaron las asociaciones Amigos del Camino de Santiago, el grupo de auroros, la agrupación musical de Los Arcos, la cofradía Nuestra Señora de Codés, la Asociación Arca, Junco, la Asociación de cazadores, la asociación Olentzero y la rondalla. Otras cien barras de pan se repartían luego en mano entre los colectivos implicados en la celebración del acto.
Junto al pan, se entregaban 694 botellas de vino tinto y clarete de las tres bodegas de la villa: Valcarlos, Viña Perguita y Nuestra Señora del Romero. Una larga cola constante de personas pasó por delante de la puerta del ayuntamiento para recogerlas. La festividad de San Vicente se denomina también la festividad de los mozos o de la juventud. La rutina cambia en la localidad durante la jornada y muchos vecinos aprovechan para comer en cuadrillas el sabroso calderete.
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¿Le gusta participar de la tradición?
Vecinos de todas las edades llenaban la plaza ante el edificio consistorial de Los Arcos. Todos se afanaron por coger los trozos de pan que acompañarían ese día su mesa. Las personas encuestadas coinciden al asegurar que la participación hace que las cosas propias de los pueblos se mantengan vivas.
Tita Cirauqui Alba. 71 años.
“Es una tradición muy bonita y hay que participar para que no se pierda por nada del mundo. Los mayores se la enseñamos a los niños y no ha cambiado nada desde que yo la conozco. Ahora nos vamos a comer con el pan y el vino que nos han repartido”.
Charo Bayano Azcona. 63 años.
“Es una tradición extraordinaria, muy bonita, que no se puede perder. Hemos nacido con ella y tiene que continuar. Yo participo siempre y creo que la gente joven también la sigue”.
Beatriz Allo Úriz. 21 años.
“Estoy de visita, es la primera vez que vengo y ha sido de casualidad. No vivo en Los Arcos y no me había tocado estar el día de hoy. Me parece muy bien que se mantenga esta tradición, es bueno que estas cosas no se pierdan”.
