Antonio Carmona. “Las escuelas contribuyen a mantener vivos los pueblos”

““Los centros rurales de la zona nos juntamos para algunas cosas, sobre todo los más cercanos. Es una necesidad por cuestión de número”  “

Once son las escuelas rurales de la zona, nueve de las cuales se implican en las Jornadas con un total de 376 alumnos y 62 maestros. Se trata de Abárzuza, Allo, Ancín, Arróniz, Dicastillo, Lezáun, Murieta, Oteiza y Villatuerta. 

¿Qué momento viven las escuelas rurales?

No todas las escuelas rurales están en la misma situación, cada una tiene la suya propia. Unas presentan problemas de espacios, otras edificios que necesitan una renovación. Sí que vivimos con incertidumbre y luchamos porque el proyecto de escuelas rurales se pueda mantener. 

¿Son necesarias este tipo de jornadas en los momentos actuales? 

Siempre son necesarias porque es una forma de presentar nuestro trabajo y compartirlo con otras escuelas rurales. Significa también que seguimos vivas y nos sirven para mostrar cómo estamos y hacer notar nuestras quejas. Defendemos la pervivencia de escuela rural porque contribuyen a mantener vivos los pueblos. 

¿Cómo ha evolucionado la matriculación en los últimos años en las escuelas rurales de  Tierra Estella?

No tengo datos concretos y cada centro tiene su propia realidad. En unas escuelas ha aumentado la matriculación en los últimos tres años, en otra se incorporan alumnos a lo largo del curso y en otras ha descendido. En los centros más grandes, el número es más o menos estable cada año, por ejemplo, Villatuerta, Oteiza, Arróniz y Dicastillo. La fluctuación es mayor en las pequeñas, como Murieta o Abárzuza. Aquí en Murieta, de trece alumnos hemos pasado a seis en los últimos tres años. Ha influido el fenómeno de la inmigración, ya que tres familias se marcharon.

¿Qué ofrecen las escuelas de los pueblos que no ofrecen las grandes? 

Nuestras características son la cercanía, la familiaridad, una mayor integración en el entorno, ya que no necesitamos ir muy lejos para realizar salidas a la naturaleza, y una educación más individualizada y personalizada. Se garantiza la educación en valores y la transmisión de la cultura de un pueblo. También la relación con los padres es mucho más cercana. Problemas de convivencia en el centro puede haberlos, pero se detectan mucho antes que en un centro más grandes y la respuesta o la solución es también más rápida. La contrapartida es que cuestan muchísimo más los servicios, por ejemplo el comedor y la organización de actividades extraescolares. 

¿Cómo ves el futuro de estas escuelas? 

El futuro depende mucho de Educación. Dicen que no están por cerrar, que apuestan por las escuelas rurales. Los Ayuntamientos también nos están apoyando, pero lleva consigo mucho compromiso que hay que mantenerlo. De los 31 niños censados en Murieta, diez cursan modelo D, cinco el PAI y otros cuatro acuden a centros concertados. 

¿Os sentís suficientemente apoyados por las instituciones?

Está claro que nos podrían ayudar más, sobre todo en cuanto a la implantación de servicios, porque es el principal atractivo para las familias que deciden llevar a sus hijos a Estella. Desde las instituciones nos piden soluciones que no cuesten dinero. 

¿De qué manera se podrían potenciar la matriculación? 

La clave está en los servicios, como el de transporte con parada en los centros rurales y comedor. Los padres buscan la conciliación y por ello son muy importantes, siempre y cuando no cuesten mucho dinero, así que lo más cómodo y lo más económico es ir a Estella. Además el tema de los modelos lingüísticos, como el PAI, con inglés, que se imparte en Estella tampoco nos está beneficiando. En algunos centros rurales se está implantando un modelo plurilingüe piloto que podría ser interesante para las familias. 

¿Cuál es la relación y colaboración de las escuelas rurales de Tierra Estella entre sí? 

Entre las nueve que participamos en las jornadas, la relación es bastante buena e intentamos hacer cosas en las que podamos participar todos. La relación es más intensa aún entre las cercanas, por ejemplo entre Abárzuza y Lezáun y entre Ancín y Murieta, por proximidad y porque hay profesorado itinerante común. En realidad es una necesidad, estamos obligados a juntarnos para extraescolares, para talleres e incluso para Educación Física por cuestión de número.