Una pequeña historia de verdadera acogida en el Camino

Una pequeña historia de verdadera acogida en el Camino

La Asociación Los Amigos del Camino de Santiago arropa a un matrimonio de peregrinos de Alaska (Estados Unidos) que precisaba ayuda médica a su paso por Estella. La pareja, miembros de American Pilgrims, mantenía casualmente lazos de amistad con el colectivo estellés, fruto de un intercambio celebrado el pasado mes de mayo

La acogida tradicional jacobea al peregrino es la característica que distingue al Hospital de Peregrinos Municipal de la ciudad del Ega de otros establecimientos. Consciente de este valor esencial, la asociación Los Amigos del Camino de Santiago de Estella, gestora del albergue, lo pone en práctica en el día a día. Y como muestra, un botón. La máxima expresión de la hospitalidad de sus socios se traducía en anécdota, en un ejemplo de asistencia, de servicio y de ayuda, cuando las circunstancias lo requieren.

Dos nombres propios que representan al resto de miembros de la junta del colectivo coprotagonizan una pequeña historia con final feliz. El presidente, Maxi Ruiz de Larramendi, y el miembro de la junta Salvador Garín respondían al mensaje de ayuda de una peregrina procedente de Alaska cuyo marido tuvo problemas de salud en el tramo navarro.

Kathy Privratsky, de 75 años, supo el 17 de septiembre con quien contactar cuando su marido empeoró. A más de 8.000 kilómetros de distancia de su hogar en Anchorage (Alaska) y con la barrera del idioma, fue una suerte que la incidencia de salud ocurriera tan cerca de Estella, porque era territorio amigo.

Segundo viaje en un año

Kathy y su marido, Ken Privratsky, ya conocían la ciudad del Ega. Tan sólo cuatro meses antes, en mayo, participaron, como miembros de la asociación American Pilgrims en un encuentro con Los Amigos del Camino de Santiago durante el que recorrieron parte del tramo navarro conociendo los recursos culturales y gastronómicos de la región. Se alojaron en el albergue municipal y la experiencia de intercambio, dirigida por los miembros de la junta y por sus socios, sirvió para estrechar lazos. Varios participantes americanos han vuelto en las últimas semanas a España para hacer el Camino, como el matrimonio Privratsky, o para trabajar como voluntarios en el albergue.

Ken Privratsky ha estado hospitalizado durante quince días en García Orcoyen por causa de una pancreatitis

El aviso que recibió Maxi Ruiz de Larramendi en la noche del 17 de septiembre inició un dispositivo de ayuda que ha permitido que Ken y Kathy Privatsky se sientan muy arropados. La primera noche, Ruiz de Larramendi y su mujer los acogieron en su casa y, al día siguiente, Ken fue hospitalizado en el García Orcoyen y Kathy alojada en el albergue, en el espacio privado para uso de los hospitaleros. “Maxi me esperaba todos los días a primera hora de la mañana y me subía al hospital, luego me bajaba a la hora de comer. El albergue ha sido durante este tiempo para mí el mejor lugar en el que quedarme”, expresa.

Quince han sido las noches que Ken ha estado hospitalizado, ha sido intervenido por causa de una pancreatitis y el 3 de octubre recibía el alta. Explica que la atención ha sido inmejorable por parte del equipo médico del centro hospitalario. “Ha sido la tercera vez que he estado en un hospital y me he quedado maravillado, por las instalaciones, la atención de las enfermeras, de los médicos y el sistema de salud español. He estado en buenas manos y me han atendido muy bien con las dificultades propias del idioma. También creo que, afortunadamente, todo esto ha pasado en el mejor lugar porque estos amigos son verdaderamente maravillosos”, expresa en relación a Maxi Ruiz de Larramendi y Salvador Garín.

La convalecencia de Ken en el hospital estuvo paliada por las visitas diarias de Ruiz de Larramendi y de Garín. “Yo subía un rato todos los días y he podido conocer la afición de Ken por la escritura, tiene seis libros, alguno sobre el Camino de Santiago”, adelanta Garín.

Ken, explica, que la escritura es una afición importante en su vida, y ya en el hospital comenzó una nueva entrega de una saga que entrelaza el Camino con el misterio. Otros de sus libros abordan diferentes episodios históricos durante la Segunda Guerra Mundial. Privratsky fue miembro del ejército estadounidense durante 33 años y nombrado mayor general, uno de los más altos rangos militares, especializado en logística. Su mujer Kathy ejerció como logopeda, un trabajo que le apasionó. Tienen dos hijas y tres nietos viviendo en diferentes estados de Estados Unidos.

La recomendación médica de no viajar inmediatamente ha llevado al matrimonio de Alaska a alojarse en Estella durante varios días antes de volver a casa y contar su aventura a su entorno próximo. Mientras tanto, tendrán ocasión de conocer Estella más a fondo, también a sus gentes. Porque cada Camino es único, porque el Camino provee y porque el Camino siempre ofrece sorpresas.

Su quinto Camino de Santiago

El matrimonio formado por Ken y Kathy Privratsky se declaran “enamorados de España”. Han visitado el país en varias ocasiones y fue en 2015 cuando por primera vez oyeron hablar del Camino de Santiago. Su primera experiencia jacobea la realizaron en 2017, por el Camino francés, con motivo del 70 cumpleaños de ambos. Volvieron dos años después, en 2019, para celebrar, en esta ocasión, su 50 aniversario de bodas. Regresaron en 2021 y este 2023 han visitado Estella dos veces: la primera a través de la Asociación American Pilgrims de la que son socios en una experiencia de intercambio cultural con Los Amigos del Camino de Santiago de Estella y la última, este mismo mes de septiembre, cuando partieron de Saint Jean Pied de Port y llegaron hasta Puente la Reina, donde dieron por terminada la experiencia. Eso sí, volver, volverán. “Será en 2025, o incluso en 2024 para terminar la Ruta desde Pamplona hasta Santiago de Compostela”, aseguran.

Kate Privratsky

“De esta experiencia, nos quedamos con la cercanía de la gente”

Además de la atención recibida por Maxi Ruiz de Larramendi y Salvador Garín, a quienes no dejan de agradecer su preocupación y ayuda, Ken y Kathy Privratsky destacan la cercanía y calidad humana de la gente con la que se han encontrado estos días en Estella. “Ken tuvo un compañero de habitación que falleció. Durante una semana habíamos compartido tiempo con las dos hermanas del enfermo y sus maridos. Dos días después del fallecimiento vinieron a visitarnos. Es algo que nos tocó el corazón”, cuenta.

“Estoy feliz por hacer este trabajo y ser útil. La gente me devuelve su amabilidad

“Estoy feliz por hacer este trabajo y ser útil. La gente me devuelve su amabilidad”

El albergue de Estella acogía durante el mes de septiembre, desde el día 13 hasta el 4 de octubre, al último alberguero voluntario, este año, de la asociación American Pilgrims, con la que colaboran desde hace unos años. Jim Babcock hacía su mochila en la mañana del día 4 y se llevaba nuevos buenos momentos y experiencias que le acompañarán de vuelta a casa.

De 68 años y natural de Texas, Babcock ha visitado España siete veces desde el año 2013 hasta la actualidad, en ocasiones ha hecho el camino solo, entero o una parte por razones de salud, en otras ocasiones le ha acompañado su mujer y en otra, su nieto.

Su experiencia de voluntariado le permite devolver, en parte, lo que el Camino le ha dado. El pasado año estuvo por primera vez en Estella trabajando y este año ha repetido. “Me gusta ayudar a los peregrinos y me gusta trabajar duro también. Me siento muy bien cuando hago las tareas de limpieza, cuando todo está listo para recibir a los nuevos peregrinos. Mi parte favorita del trabajo es cuando les explico dónde está todo, en la cocina, la lavandería, donde pueden tomar bebidas por 1.20€, y se quedan con la boca abierta”, cuenta.

Babcock asegura que cuando hizo el Camino por primera vez la gente de España le llenó el corazón. “Me quedo con la gente, con la comida, con la bebida, con el patrimonio. Estoy feliz por hacer este trabajo y ser útil porque la gente me devuelve su amabilidad”, explica.

El 80% de los peregrinos que pernoctan en el albergue municipal estellés son extranjeros

En lo que va de año, 12.000 personas se han alojado en el establecimiento de la calle La Rúa

Todavía queda campaña, hasta final de año, y el mes de octubre, especialmente, también noviembre, son meses que suman afluencia de peregrinos en el Camino de Santiago. Pero a fecha de 4 de octubre, 11.944 peregrinos habían pernoctado ya en el albergue municipal de Estella, gestionado por la asociación Los Amigos del Camino de Santiago. Como dato destacado en este cómputo, un 80% son extranjeros y el 20% nacionales, con Italia en primera posición, seguido de Francia, Corea y Estados Unidos. Siguen en el ránking de procedencias internacionales Alemania, Brasil, Canadá y Australia.

Según datos aportados por la Asociación, mayo ha sido este año el mes más intenso con 2.172 pernoctaciones, seguido de cerca por el mes de septiembre, con 2.091. En abril, mayo y en septiembre, en torno a la mitad de los días del mes el albergue presentó una ocupación completa.

Explica Asun Jover, alberguera del establecimiento situado en la calle la Rúa, que las cifras este año discurren similares al pasado año, algo más altas porque la campaña anterior fue la primera de postpandemia. Sin embargo, asegura Jover, se prevé que este año no se lleguen a alcanzar los datos de temporadas anteriores, como en 2017 o 2018, por razones probablemente ajenas al paréntesis que marcó la pandemia, como, entre otras, el incremento de oferta de alojamiento en la zona.

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