Fue todo un ritual, más simbólico que efectivo, el que se vivió en la campa de Los Llanos a partir de las cuatro de la tarde, cuando los escolares iniciaron las tareas introducidos por la música de los gaiteros. Azadas y palas sirvieron para colocar la última capa de tierra que les hará crecer sanos, una vez que se hayan adaptado al terreno, lo cual puede suponer unos dos años. Durante ese tiempo, requerirán ciertos cuidados, como el riego.
Las especies elegidas, cerezos y nogales, que dan fruto, se sumarán a ejemplares de otras especies, como los fresnos y los tilos, que ya estaban con anterioridad. Ambas especies forman parte de la lista de especies autoridades y recogidas en el Plan Especial de Protección de Los Llanos.
Los nuevos árboles pueblan la práctica totalidad de la pradera, dejando alguna franja libre, como la más próxima al Camino Ancho, lugar en el que las auto-caravanas de los feriantes aparcan durante las fiestas patronales, y en el extremo opuesto. También queda libre otro espacio a continuación de la pista de petanca.
El Día del Árbol cumplió una edición más con sus fines de sensibilización hacia el cuidado y respeto del medioambiente entre la población infantil. También fue una tarde lúdica, ya que, tras el trabajo de campo, las cerca de cien personas participantes, entre niños y padres, y otros más que se sumaron después, disfrutaron de una merienda y de la actuación del mago Madiver en el frontón Lizarra.