Así son mis fiestas
DORI PÉREZ ALONSO. Sector hostelería
Trabajar, trabajar y trabajar. Eso es lo que le espera en la semana más fuerte del año a Dori Pérez Alonso, de 47 años y propietaria, junto a su marido, del establecimiento de comidas Don Menú. “Bajo a las ocho a trabajar y aquí permanezco todo el día hasta la una de madrugada, sobre todo durante el fin de semana”, cuenta. Le gusta la tienda, el trato con el cliente, por lo que está mentalizada de que el blanco y el rojo no es para ella. “Hay mucho que hacer, desde reponer género a limpiar, preparar los pedidos y entregarlos para las comidas y las cenas. Después toca volver a limpiar y lo justo llegar a casa, dormir y vuelta a empezar”, explica.
El resto de la semana el volumen de trabajo se relaja un poco, pero tampoco lo suficiente como para participar de las bajadicas, ver el recorrido de los gigantes o tomar el vermú. “Yo conozco las fiestas de antes de empezar a trabajar. Disfruté cuando mi hija era pequeña, y ahora estamos tan centrados en el trabajo, que tampoco siento la necesidad de verlas. Únicamente, salgo a la calle cuando pasan las peñas camino de la plaza de toros. Eso sí me gusta”, añade Dori Pérez, madre de dos hijas de 20 y de 15 años.
ION ANDER CIORDIA ARANA. Socorrista
“Echo una siesta y voy para la pelota y la becerrada”
Unas fiestas relativamente frescas le esperan a Ion Ander Ciordia Arana, de 27 años, socorrista de las piscinas del Agua Salada. De la semana festiva, tres o cuatro días le tocará trabajar, eso sí, de jornada reducida, solamente por la mañana. El resto del tiempo lo empleará en sacar todo el partido a las fiestas. “Lo bueno de trabajar estos días es que me voy a levantar para ver los encierros”, explica Ion Ander Ciordia, jugador de fútbol Sala en las filas de Área 99 hasta la pasada temporada.
El Viernes de Gigantes es para él y su cuadrilla, de veinticinco personas, el día más grande de la semana. “Los amigos me esperan a que salga y comemos todos juntos en unas mesas que colocamos en la plaza Santiago. Los días que no trabajo alargo la noche mucho más e incluso aprovecho y hago gaupasa; si toca currar, echo una siesta y luego me sumo a los planes fijos, como son la pelota y la becerrada”, añade.
GARBIÑE GARCÍA SAN MARTÍN. Administrativa
“Para mí las fiestas comienzan el jueves”
Garbiñe García San Martín, de 28 años, tiene la suerte de no trabajar en la semana de fiestas. Durante esos días desconecta de sus responsabilidades como administrativa en el Consorcio Turístico de Tierra Estella para vivir unas fiestas a su medida. Las txoznas, la peña La Bota, la Herriko Taberna y lo viejo son los lugares en los que más fácilmente se le puede encontrar. “Para mí las fiestas ya comienzan el jueves con una cena de primos antes de ir a las txoznas. Aunque ese día todavía no vamos de blanco, ya son fiestas”, explica.
Si ya empiezan fuerte, aún siguen más intensas el Viernes de Gigantes, en su opinión, el día más completo de la semana. “Es el día que más cosas se hace. Tengo comida con mis primos en casa de la abuela y después, ducha y ropa blanca. A partir de las seis, volvemos a las actividades de las txoznas. Por la tarde, el típico poteo en La Bota y luego bocata en la barraca de la Ikastola. Después vemos el encierro porque corren algunos de la cuadrilla”, cuenta. Tras un fin de semana sin parar, de lunes a jueves el ritmo se relaja un poco y las vive de tarde-noche. “Lo que más me gusta de las fiestas es el ambiente, que sales y hay un montón de gente, todos contentos y de buen rollo”, confiesa.
RAÚL PÉREZ JIMÉNEZ. Coordinador deportivo del C.B. Oncineda. “El chupinazo me cambia el cuerpo”
Del campus de baloncesto, a fiestas de Estella. Estos dos acontecimientos, deportivos ambos, según cómo se mire, centran buena parte del verano de Raúl Pérez Jiménez. Coordinador del C.B. Oncineda, seleccionador cadete femenino y entrenador en el club, ha ejercido también de monitor en el campus celebrado del 19 al 26 de julio. Quizá los niños a su cargo le hayan permitido coger fondo para las fiestas que le esperan.
Unas fiestas, asegura, que las vive junto a su cuadrilla, de unas 30 personas. “Yo me quedo con el Viernes de Gigantes, con el chupinazo. Me cambia el cuerpo, se me ponen los pelos de punta”, describe. La pelota y la becerrada son actos que se suman a la agenda festiva de manera incondicional. “Algunos años, el lunes hemos llegado a la bombada sin pasar por casa, pero es una costumbre que en la cuadrilla la estamos perdiendo. Disfruto las fiestas como un enano y cada vez me gusta, y vivo más, el ambiente durante el día”, confiesa.
ANA ARANA SEVILLA. Dantzari y profesora de Larraiza
“Intento vivir las fiestas de noche y de día”
Ana Arana Sevilla, de 30 años, es profesora de Educación Infantil, profesión que le deja libre el verano. Durante la semana festiva, no se pierde ni un acto: ni la juerga de la noche ni la pelota de la tarde, ni el cohete o las bajadicas de la mañana. En los actos oficiales interviene, además, como danzari del grupo Larraiza, colectivo en el que cumple veinte años de trayectoria. “Intento vivir las fiestas de noche y de día. Salgo el jueves, ceno con las amigas, voy a los conciertos de las txoznas y me marcho pronto a casa, porque a las 10 tengo que levantarme para ir al cohete. Como ese día bailamos por la mañana y por la tarde, al medio día nos vamos todos los del grupo de poteo. Por la noche también salgo.”, cuenta la dantzari.
Profesora del grupo de danzas, en algunas ocasiones le toca acompañar a los txikis el sábado. “Si toca me aguanto y voy de empalmada. Se sobrevive como se puede. Pero ese día ceno y me voy pronto, que el domingo toca volver a bailar”, explica. Las siguientes jornadas son más calmadas. “Un día almuerzo con la familia, otro hago comida o cena con los de Larraiza y ceno casi todos los días con las amigas en la barraca de la ikastola”.
Mª EUGENIA SANTAMARÍA GASTÓN. Txistulari de Padre Hilario Olazarán. “La salida de los gigantes me sigue emocionando”
La música permite a Mª Eugenia Santamaría Gastón vivir unas fiestas más especiales. Como sus otros once compañeros del grupo Padre Hilario Olazarán, pasea las partituras y el sonido del txistu todos los días de la semana festiva, excepto el jueves. El viernes dan las primeras notas en el cohete, el sábado toca bailables, el domingo procesión y bailables, y el lunes, martes y miércoles, pasacalles y bailables. “Supone un esfuerzo porque estamos pocos y somos los más mayores los que tiramos del carro, pero lo hacemos con gusto para que el txistu no muera en Estella”, asegura.
El día preferido de Mª Eugenia Santamaría, de 56 años, es el viernes, sobre todo la salida de los gigantes. “Me sigue emocionando, es el día más maravilloso”, explica la estellica. Santamaría trabaja en la limpieza del polideportivo por lo que esa semana, de vacaciones, se vuelca con los actos festivos. Asegura que cada vez disfruta más el ambiente de día. “Me da pena que las tradiciones más bonitas, las más significativas, como la bajadica del Che o el baile se estén perdiendo. A mí el ambiente de calle durante el día es lo que más me gusta”.
