Todo listo para el inicio ‘oficial’ de la temporada del peregrinaje

La Semana Santa marca el pistoletazo de salida para los meses más fuertes del Camino de Santiago. Los albergues ultiman los preparativos para ofrecer el mejor servicio

Los datos lo muestran. El goteo de peregrinos de los meses de enero y febrero da paso cada año a una intensa afluencia a partir de marzo o abril. Es la Semana Santa, con su fecha variable, el hito que marca el inicio de la temporada alta del peregrinaje. Como ejemplo, el albergue municipal de Estella recibía tan sólo en el mes de abril del pasado año 2.206 peregrinos y en los días santos colgaba el cartel de completo, una situación que discurre constante hasta el mes de septiembre y que con seguridad se repetirá en este 2015. Por ello, los albergues de peregrinos apuran en la recta final los preparativos, antes del pistoletazo de salida de la campaña, con el objetivo de ofrecer la mejor acogida y servicio.

Las semanas previas a la Semana Santa los albergues de peregrinos se ponen de ‘zafarrancho’. Es momento no sólo de limpiezas, sino de puesta a punto de todos y cada uno de los detalles que hagan confortable la estancia, también de afrontar obras de mayor envergadura y necesidades puntuales, coincidiendo con semanas de cierre o con un número bajo de pernoctaciones.

El albergue municipal de Estella, gestionado por la Asociación de Amigos del Camino de Santiago, ofrece al peregrino en exclusiva 94 plazas o literas durante la práctica totalidad del año. El establecimiento solo cierra las puertas al público desde el 15 de diciembre hasta el 15 de enero. En ese periodo y también en las semanas venideras, el personal del albergue -hospitalera y dos personas en temporada baja- se pone manos a la obra.

La alberguera, Asun Jover Armañanzas, explica que este año los trabajos en el albergue han sido más intensos que en años anteriores. Los esfuerzos se han centrado en el tejado de la herrería o edificio anexo. “Se rompió una biga del techo que obligó a la obra. Esto llevó a una mejora general de todo el establecimiento, sobre todo de pintura”, explica.

En las últimas semanas la propia hospitalera se ha encargado de pintar el interior de todo el edificio, paredes y techos, una limpieza visible desde el primer momento en el hall de entrada o recepción. “Todos los años se pinta alguna cosa, por ejemplo los techos de los baños o algunos espacios comunes, pero ahora hacía una falta especial. También he hecho alguna que otra mejora, como la colocación de visillos. He pintado los muebles, he puesto cortinas en las ventanas de las habitaciones y ordenado el patio. Son detalles para hacer la estancia más agradable”, explica.

La puesta a punto habitual responde al cambio de bombillas –este año a bajo consumo-  y otras cuestiones como la sustitución de la encimera de la cocina y la cocina por otras nuevas, renovación de menaje, de las lavadoras y secadora y el cambio de los colchones en una de las habitaciones. “Quedaban por cambiar los colchones de una de las cuatro habitaciones del edificio principal. El resto se fueron cambiando en los últimos años”. Además, el albergue entrega a los peregrinos sábana y funda de almohada de usar y tirar por razones de higiene que eviten problemas como los chinches.

Con ganas de atender y de dar respuesta espera Asun Jober la llegada de peregrinos en los próximos días. “Es un trabajo muy bonito, el hecho de estar en contacto con tanta gente, aunque en momentos de mucha afluencia resulta también muy exigente”, añade.

Cuenta atrás

Con ganas de dar vida a la sede y de crear ilusión en los voluntarios, el albergue de Anfas Estella afronta sus propios preparativos para la apertura a primeros de mayo. La responsable de Anfas en Tierra Estella y del albergue, Estibaliz Martínez de Baroja y Hortaleza, destaca el hecho de que el albergue sea un espacio especial, con la finalidad de la integración de personas con deficiencias que se vuelcan en un proyecto con una duración de seis meses.

“El nuestro es un proyecto ¡tan bonito! Social, inclusivo… Supone mucho trabajo pero se coge con ganas y con mucha ilusión, y así parece menos trabajo. Y no hablo solo desde el punto de vista de los trabajadores, lo hago sobre todo del de los voluntarios con discapacidad. Estamos ansiosos por el cambio de ambiente, por el dinamismo, por ver aquí a mucha gente y por la relación que se establece con los peregrinos, que aquí están como en casa”, apunta.

Una reunión, o encuentro con comida, en el que participan voluntarios con discapacidad, sirve para organizar y repartir las labores imprescindibles que permitan poner a punto en estas semanas el albergue de la calle Cordeleros. “Se desparasita dos veces al año, una semana antes del inicio de la temporada y justo al terminarla, pero ahora es necesaria una limpieza a fondo y otros preparativos sencillos como el cambio de luces, limar las puertas para que cierren bien, pequeños retoques de pintura, ajustar los somieres para que no hagan ruido, comprobar que la cocina cuente con suficiente menaje…”, explica la responsable.

A estas pequeñas labores se unen este año tres objetivos importantes de mejora. En primer lugar, el cambio de los 34 colchones, tras 12 años de actividad; dar el paso a la utilización de sábanas y almohadones desechables y el cambio de caldera a una de mayor capacidad, para garantizar el agua caliente. Esta última mejora ya está hecha.
La información que un albergue ofrece al visitante es uno de los servicios importantes. Por ello, en este periodo previo a la apertura, un grupo de tres usuarios de Anfas con bastante autonomía, y que forman durante el año un grupo denominado de ‘autogestión’, se encarga de actualizar todos los datos de interés. “Se trata de información servicio, como horarios de autobuses, de apertura de iglesias, de las tiendas, cómo ir a la oficina de turismo, a las farmacias… Son carteles que se colocan en el corcho, de lectura fácil, y que luego los traducimos nosotras”, añade Estibaliz Martínez de Baroja.

En 2014, fueron 4.072 los peregrinos que optaron por el albergue Anfas para pasar la noche. Fueron atendidos por un total de cien voluntarios, 61 con discapacidad y 45 sin discapacidad. El albergue establece turnos de cuatro personas para atender al visitante. “La colaboración para nosotros es muy importante. Por eso esto días realizamos también una campaña de captación de hospitaleros mediante carteles y poniéndonos en contacto con las asociaciones de Estella. Cuando tenemos gente nueva hacemos una sesión de formación de hospitaleros, para personas con y sin discapacidad, para que conozcan Anfas, su filosofía, la función del hospitalero y nociones sobre cómo recibir al peregrino y cómo atenderle”.

Habitualmente, el albergue cuenta con el apoyo de voluntarios de asociaciones de Navarra y de otras de Vitoria, (Apdema), Bilbao (Gorabide) y La Rioja (Feaps). A ello se une habitualmente gente que ha hecho el camino con anterioridad y que desea volver para participar de la experiencia “desde el otro lado”.

El municipal de Los Arcos, recién pintado

También la Semana Santa es el momento de apertura para el tercer albergue de peregrinos de la ciudad, el parroquial de San Miguel. Así como para muchos otros a lo largo de todo el Camino de Santiago a su paso por Navarra y por Tierra Estella. Es el caso del albergue municipal de Los Arcos, próxima parada desde Estella para buena parte de los peregrinos. El establecimiento público, gestionado por la asociación de Amigos del Camino de Santiago de Los Arcos y atendido por los Hospitaleros Voluntarios de la Asociación Belga del Camino, oferta sus 70 plazas desde el sábado 28 de marzo hasta el 31 de octubre.

Los días antes de la apertura, el presidente de la Asociación de Los Arcos, José Javier Osés, se refería a una larga lista de labores para la puesta a punto del albergue. Entre ellas, destacaba por su carácter excepcional los arreglos en el tejado para evitar fugas. “Aprovechamos también para pintar todo el albergue, que tenía necesidad, por fuera y por dentro, y pusimos el nombre del albergue y el escudo en su fachada”, explica.

Otras labores completan el paquete de mejoras, cosas sencillas que, en buena medida, se repiten cada año. Es el caso de la limpieza y barnizado de las mesas de la calle, el pintado de las puertas de acceso y los soportes de las camas y las labores habituales de limpieza. Además, el albergue ha cambiado las fundas de los colchones y ofrecerá a los peregrinos sábanas y fundas de almohada de un solo uso. “Para todas las mejoras hemos empleado el beneficio del albergue de los tres últimos años, pero son cosas que hay que hacer para mantener las instalaciones. También hemos recibido una subvención de 600 euros de La Caixa”, añade el presidente.

Todo listo, los albergues solo esperan a los peregrinos, de diferentes nacionalidades, que transformarán la rutina durante los meses de la primavera y verano. Si continúa la tónica de este primer trimestre, la principal nacionalidad será la coreana. Corea conquista por primera vez el primer puesto y supera a Alemania, Estados Unidos, Italia y Francia.

Los coreanos a la cabeza


El Museo Gustavo de Maeztu, de titularidad municipal, abrió sus puertas al público en 1991.

La nacionalidad coreana se ha convertido en la principal del Camino de Santiago. En constante crecimiento en los últimos años, es ahora cuando asciende al liderato. Según datos del albergue municipal de Estella, de los 1.357 peregrinos que han pernoctado en lo que va de año, hasta el 25 de marzo, 219 procedían de Corea. El segundo lugar lo ocupa Alemania y el tercero Estados Unidos. Después van Italia y Francia, hace unos años los orígenes más habituales. La presencia de extranjeros en el Camino supone un 70% del total hasta el momento.

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