¡Qué tiempos los de la Gogona!

¡Qué tiempos los de la Gogona!

Entre los 12 y los 16 años, dependiendo de cada localidad, los chicos de los valles de Guesálaz y Yerri pasaban a ser ‘mozos’ al cantar la ‘Gogona’ o el ‘Sundede’ la tarde de Nochebuena

La tradición de la Gogona es considerada como un rito de mocería que tenía lugar en las localidades de los valles de Guesálaz y Yerri la tarde de Nochebuena. Este rito consistía en una cuestación en la que participaban los chicos que habían cumplido los 16 años -aunque en algunas localidades la edad estaba entre los 12 y 15 años- por las casas del pueblo. En cada portal cantaban la ‘gogona’ o el ‘sundede’, que se transmitía de generación en generación y que en cada pueblo tiene una letra diferente, que mezcla palabras en castellano, euskera y latín. A partir de este canto, los gogones pasaban a ser mozos y adquirían una serie de derechos y deberes.

El pasar de ser ‘chico’ a ‘mozo’ para la mayoría de los hombres era un verdadero honor, pues a partir de entonces era cuando se incorporaban oficialmente al mundo juvenil. Podían entrar en la taberna, representar a sus casas en los auzolanes del pueblo, ser partícipes de los bailes de fiestas y poder ir de paseo con las chicas. En la mayoría de las localidades la edad para pasar a ser mozo eran los 16 años, pero también hay otros pueblos que ponían el límite a partir de los 12 años.

‘Chico, gogón y mozo’
En localidades como Lezaun e Iturgoyen se distinguían tres estados: primero eran chicos, después gogones y, tras el ritual, pasaban a ser mozos. Según un trabajo de investigación etnográfica -que llevaron a cabo José Zufiaurre y Pedro Argandoña, miembros de la Sección de Antropología y Etnografía de Eusko Ikaskuntza/Sociedad de Estudios Vascos- sobre este rito de mocería a través de 57 testimonios de hombres de 37 localidades de Guesálaz y Yerri, “únicamente en Abárzuza, Guembe, Lerate, Murillo e Irurre, no conocían que se hubiera cantado la Gogona o Sundede. En el resto, a excepción de Bearin, Eraul, Grocin y Riezu, era un ritual de transición para entrar en el mundo de los mozos. En estos cuatro pueblos los aspirantes eran acompañados por el resto de los mozos, quedando unidas de esta manera las cuestaciones de los nuevos y veteranos. De forma diferente se realizaba la recogida en Irujo y Viguria, donde, probablemente por ser los dos pueblos más pequeños de la zona, no tenía ninguna relación con el paso a la mocedad. En lrujo salían chavales de varias edades, incluso mujeres, y eso que se dejó de cantar hacia 1925. En Viguria era una cuestación propia de los chicos de la escuela, cantándose la Gogona desde los 6 hasta los 15 años; aunque hasta los 18 no pasaba a ser mozos”.

A partir del canto de la Gogona, los mozos podían entrar en
la taberna, representar a sus casas en los auzolanes y cortejar a las chicas

En Calle Mayor hemos contactado con vecinos de las localidades de Iturgoyen y Muzqui, quienes un día pasaron a ser mozos a través de este ritual. En las siguientes líneas descubrirán cómo vivieron aquel momento y otras curiosidades de la tradición.

Iturgoyen



En esta localidad del valle de Guesálaz -que cuenta con alrededor de 100 habitantes- la Gogona se llevaba a cabo con 16 años y el día de Nochebuena. Desde tiempos muy lejanos, multitud de chicos pasaron a ser mozos a través de este ritual. Algunos de ellos son los hombres que aparecen en la fotografía. José Luis Preboste, de 87 años, recuerda que sus antepasados también la cantaban. “Esta tradición tiene que tener su origen hace muchísimos años porque yo me acuerdo de que mis antepasados también lo hacían. Nos daban chorizo, huevos, longaniza y a veces dinero. Ahora, algunos años, los niños y niñas la cantan porque les enseñamos la canción. Así pasan un rato divertido y luego se juntan para merendar otro día con lo que se les da por las casas”, informaba Preboste. Julián Esparza recuerda que, a veces, los más mayores les quitaban lo que habían recaudado. Eusebio Goñi, de 65 años, cree que formó parte de la última generación que cantó la Gogona con este fin y Daniel Argandoña añade que, en ocasiones, la misma cuadrilla cantaban varios años seguidos”. Lo que está claro es que, se cante o no se cante la Gogona este año, todos los jóvenes y niños del pueblo se saben la canción.

Canto de la Gogona“Gogona gogona sartu de Jaun ona adi adi sartu de Jaun oni.
Munderi munderi catolica munderi rogando rogando rogando a mi señora mi señora peregrina estas puertas son de pina estas otras son de alambre y aquí nos tienen de hambre aquí estamos cuatro y entraremos dos
una limosnita por el amor de Dios”.

Muzqui



En esta pequeña localidad del valle de Guesálaz todavía se conserva la maza con la que los gogonos golpeaban las puertas de las casas la tarde noche del día de Nochebuena. Jesús Moreno Martínez de Morentin relataba que en Muzqui acudían a la gogona los niños de 13 o 14 años que terminaban el periodo escolar. De casa en casa llamaban a la puerta con la maza -todavía conservada- hasta tres veces y esperaban a que el vecino abriera para darles el aguinaldo. “La particularidad de la letra es una mezcla del euskara antiguo de la zona, mezclado con el castellano y transformada por el paso del tiempo. La vía de transmisión de estas letras a través de las generaciones ha sido oral, lo que ha propiciado la corrupción del lenguaje utilizado, dándole una originalidad evolutiva que les confiere cierta sonoridad de sortilegio o palabras mágicas”, explicaba Moreno. Con añoranza y cierta ilusión al recordarlo,  Jesús describe que entre las nuevas atribuciones estaban, por ejemplo, el poder representar a la familia en el auzolan, entrar a la taberna, subir al coro de la iglesia, asistir al baile y cortejar a las mozas.

Canto de la Gogona
“Los de la Gogona sortude jaunona enoro pilare sorture lanzare adi adié cote lucié jaunone.
Esta noche es Nochebuena la noche de Navidad por amor de Jesucristo danos una caridad.
Señora Aguinalda señora por Dios aquí estamos cuatro y entraremos dos una limosnica por amor de Dios.
Angelicos somos del Cielo bajamos pipotas pedimos para almorzar si nos dan o no nos dan las puerticas pagarán.
Estas puertas son de alambre aquí no nos dejen de hambre estas otras son de pino aquí no nos dejen sin vino”.

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1 Comentario

  1. Ana Montoya

    Que bonitas tradiciones. Me las contaba mi padre y mis tíos y tías de Esténoz (valle de Guesálaz).
    Gracias por escribir para recordar y no perder nuestra esencia.

    Responder

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