Maripaz Sainz de Murieta
Al ritmo que marcan los pequeños. Madre de tres hijos, de 17, 13 y 5 años.
La estellesa Maripaz Sainz de Murieta es una madre con tres hijos: María de 17 años, Diego de 13 y Aimar de 5. En fiestas su ritmo es más ajetreado de lo normal porque, aparte de las labores diarias, del trabajo y de los cuidados de sus hijos, tienen que acompañar al más pequeño de la casa. “Las fiestas las vivo bastante estresada. Quito horas de sueño para poder disfrutarlas al máximo porque vamos a todos los actos”, explica.
Con un hijo pequeño las fiestas pueden llegar a ser agotadoras. Parece que nunca se cansan. La hija mayor, María Pérez de Viñaspre, vive las fiestas de manera más independiente, por lo que su madre no tiene que preocuparse tanto de ella. “La mayor ya vive las fiestas a su bola, sale con sus amigos y no tengo que estar tan pendiente. Es una chica muy responsable”, añade.
Aimar Urdiáin, de cinco años, necesita toda la atención de su madre. “Nosotros nos levantamos todos los días para ver el encierro y las vacas en la plaza. Después vamos al encierro txiqui y a la salida de los gigantes”. El día comienza temprano y no termina hasta la hora de comer. Los actos para los niños se suceden durante todo el día sin descanso. “Siempre hay algo para los niños: espuma, juegos, actividades… Como les gusta todo, vamos a todo”.
Un acto imprescindible es Gorgorito. “Después de Gorgorito, vamos a comer en torno a las tres de la tarde. En ese espacio de tiempo aprovecho para estar con mi hermana y mis amigos. Hay que sacar el tiempo de donde sea”.
Las fiestas llevan consigo actividades domésticas. “En casa hay que planchar, lavar la ropa blanca y cocinar. La casa ya se organizará la semana siguiente. Este año me toca trabajar, así que mi madre me echará una mano y se ocupará de los hijos”, explica.
Maripaz Sainz de Murieta piensa que la labor de la madre es muy importante en cualquier fiesta. “Tengo que ocuparme al cien por cien de Aimar. Él sólo no puede apañárselas con tan sólo cinco añitos. Evidentemente, todas las madres con hijos de esa edad están en la misma situación. Con Diego es ya diferente, tiene 13 y con él quedo a horas puntuales porque se va con sus amigos. No es una dedicación plena como puede ser con Aimar. Una madre es una madre”.
“Las fiestas las vivo
estresada. Quito horas
de sueño para disfrutar al máximo porque vamos
a todos los actos”
Caprichos
Los niños constantemente están pidiendo cosas. Hay que intentar mediar un poco y comprarle alguna cosa pero no todo lo que quiere porque normalmente es un capricho momentáneo.
Raquel Puente
Autonomía con limitaciones. Madre de un hijo de 12 y una hija de 15 años
Cuando los hijos crecen son más independientes, aunque para las madres no terminan las preocupaciones. Es el caso de Raquel Puente, madre de dos hijos de 12 y 15 años. Asegura que, con los hijos algo crecidos, puede volver a disfrutar con sus amigos de la fiesta. El mayor, Iñigo, está en una edad de cambios. Ya no es un niño y en casa comienzan las pequeñas disputas sobre los horarios, los amigos, las juergas… en fin, lo que pueden hacer y lo que no. En este caso, la madre suele ocuparse y preocuparse, especialmente, de estos temas.
La adolescencia es una edad compleja, a veces los padres no entienden y los hijos se sienten incomprendidos. “La verdad es que tengo suerte porque Iñigo es un buen chico y su cuadrilla también. Saben comportarse y eso ayuda a que les dejemos bastante margen de confianza cuando salen juntos”.
La hija pequeña, Candela Mateo, es todavía algo más dependiente de su madre. “Quedo con Candela a horas puntuales para saber qué tal está. Aun así, en fiestas paso más tiempo con ella que con Iñigo y hacemos muchas cosas juntas”. Raquel comenta que el móvil es un buen aliado en estos casos. “Si necesito saber donde están alguno de los dos o quiero llamarles para ir a comer o cenar, dispongo del móvil, herramienta que ahora mismo es indispensable para localizarlos o saber donde están si pasa algo”.
¿Cómo transcurre un día de fiestas para Raquel Puente y sus hijos? Se levantan pronto para ver el encierro, a veces van en familia y otras salen de casa los hijos solos. Después se reúnen y están juntos para participar en diferentes actos “A la tarde, Iñigo se va con sus amigos y Candela también, aunque luego ella cena con nosotros. Solemos cenar con muestra cuadrilla e Iñigo con sus amigos un bocata o algo rápido. Luego estamos con Candela hasta la bajadica del Che. Iñigo ya es mayor para quedarse un rato más. Este año, yo creo que le dejaré hasta las 3.00-3.30. Espero que las demás madres no se cabreen por poner esta hora. No quiero ni que llegue el primero ni el último”.
Respecto a las labores domesticas, Raquel Puente no le da tanta importancia a los quehaceres cotidiano en fiestass. “Estos días se deja la casa más de lado. La semana siguiente ya haremos una limpieza más a fondo”. El papel de la madre le parece importante, al igual que a Maripaz Sainz de Murieta. “En esta edad es necesario controlarlos ya que todavía no son del todo conscientes de las cosas”.
“A su edad es
necesario
controlarlos
un poco, todavía
no son del todo
conscientes
de las cosas”.
AMORÍOS
Con 15 años, las hormonas se disparan y puede que caiga el primer amor. Es aconsejable dejarles cierto margen y no atosigarles con preguntas.
