GENEVILLA. Con calles renovadas

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El municipio, que llegó a tener más de 300 habitantes, cuenta ahora 

con 81 personas censadas y sólo la mitad viven en el pueblo a diario

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Con motivo de las fiestas en honor de Santa Úrsula, adelantadas al puente del Pilar, Genevilla se vestía de largo e inauguraba, con la presencia de autoridades, la renovación de tres de sus calles. En total, una superficie de 2.115 metros cuadrados en los que se ha cambiado el pavimento, se ha construido una red de recogida de pluviales y se han introducido nuevas redes de abastecimiento y de saneamiento. Los trabajos, con un presupuesto de 217.780 euros han sido subvencionados en un ochenta por cierto por el Gobierno de Navarra a través del Plan de Infraestructuras Locales 2009-2012.

El buen estado de las calles es una de las principales preocupaciones de los municipios y los concejos. No es sólo una cuestión de estética, también de seguridad para sus vecinos. El alcalde de Genevilla, Esteban Echegoyen Arriaga, explica que el pueblo ha quedado bastante saneado tras las reformas, aunque reste una cuarta parte por arreglar, pendiente para próximas convocatorias. 

Junto con las calles, los arreglos del entrepiso del antiguo ayuntamiento representan las principales actuaciones realizadas en la localidad en los últimos tiempos. El entrepiso acoge la biblioteca, la ludoteca con dos ordenadores y un espacio multiusos para las necesidades que surjan. “Lo acabamos de inaugurar estas fiestas con una comida popular para 120 personas”, explica el primer edil. Quedaría pendiente, asegura, para más adelante, la instalación de calefacción. 

Genevilla es un pueblo vinculado con el agua debido a su acuífero o manantial, situado a doscientos metros del pueblo. Es por ello, que la localidad se caracteriza por la fuerza de su regadío, si bien los cultivos tradicionales, como son el tabaco, la remolacha y la alubia apenas tienen ya representación en el término, sí la patata. “Con el tiempo, los agricultores han ido abandonando los cultivos tardíos y se han pasado al cereal, que es lo más fácil”, apunta Esteban Echegoyen. En el pasado, Genevilla era considerado el pueblo del tabaco porque producía la mayor parte del producto en la comarca. Sin embargo, ahora mismo su cultivo es testimonial, al igual que la remolacha y la alubia. 

Aunque los tiempos cambien, Genevilla mantiene viva su tradición agropecuaria con ocho agricultores a título principal y una granja ovina. La actividad económica en el municipio la completan una casa rural y un establecimiento de agroturismo. Ambos negocios centran la actividad turística y ofrecen servicio al visitante que quiere disfrutar de la tranquilidad de Genevilla y de los paseos por la cercana sierra de Codés. Junto a este servicio, otros servicios que ofrece el pueblo, estos para sus vecinos son: la sociedad y un frontón como epicentro de la vida social, consultorio médico, servicio de farmacia y panadero ambulante. Los vecinos realizan el resto de compras en Estella y en Logroño, fundamentalmente. De hecho, la proximidad geográfica es mayor con Logroño y Vitoria, que con la capital navarra. 

El descenso paulatino de la población es una de las grandes preocupaciones de la localidad. “Este pueblo llegó a tener más de 300 habitantes. Ahora somos 81 empadronados y a diario sólo vivimos la mitad. En pocos años ha muerto mucha gente mayor y pocos son los jóvenes que vienen a vivir”, explica. No obstante, como en buena parte de los pueblos de Tierra Estella, Genevilla cobra vida durante los fines de semana. Que es un pueblo vivo lo ponen en evidencia el mantenimiento de sus tradiciones, como la romería a San Fausto el último domingo de mayo, y la reciente creación de la asociación ‘Uxana’ para la organización de actividades.