““Mi padre es el mejor al volante, pero en unos años lo seré yo”, Esther Chocarro. “
Cuando Miguel Chocarro fue contratado por la empresa de autobuses hace once años no pensaba que algún día tendría como compañeras a las dos mujeres de la casa. Chocarro -padre también de un chico de 21 años- se convirtió en chófer tardío, aunque siempre había conducido con motivo de otras profesiones. En la actualidad, Chocarro, es encargado de La Estellesa.
Esther Chocarro trabajaba en el sector de la hostelería hasta que la crisis marcó un antes y un después. La hija de Miguel Chocarro lleva tres años en la empresa. “Como me gusta conducir, decidí probar con el autobús. Primero me saqué el carné, que no me resultó complicado, y no creo que lo sea, y me puse al volante. Disfruto en el trato con el público así que pensé, si valgo para esto valgo y si no pues no. Y aquí sigo, muy contenta”, explica.
Nunca le habían asustado a la joven los vehículos grandes y en el autobús se sintió poco menos que en casa. “No me sorprende verme aquí. Además es muy diferente hacerlo en Estella donde conoces a todo el mundo y hablas con la gente. Es mucho más cercano que trabajar en una ciudad más grande como Pamplona”, añade Esther Chocarro.
Un año de prueba
Del servicio de limpiezas del colegio Nuestra Señora de El Puy a la estación de autobuses. Éste es el cambio que ha vivido la madre de familia Esther Gil. Hace ocho meses pidió una excedencia en su puesto de trabajo para conocer la sensación de conducir un vehículo grande. “Yo también quise probar. Me gusta conducir, pero todavía no lo veo muy claro. Es un trabajo de mucha responsabilidad, sobre todo cuando toca servicio escolar”, cuenta la conductora, que cubre la línea de Mendavia, Los Arcos-Lazagurría-Mendavia.
Confiesa Esther Gil que la conducción ya no es territorio de los hombres, tampoco en el plano laboral. De hecho, cada vez son más las mujeres que conducen en el transporte público y antes de que madre e hija llegaran a la empresa otras seis conductoras habían pasado por la plantilla de La Estella. “Yo tenía ya el carné desde hace cuatro años. Me tuve que sacar también el CAP, pero sí es cierto que estaba acostumbrada a que mi marido me llevara a todas partes. Lo que más valoro de este trabajo es el trato con la gente. Sé lo que es trabajar en tienda y es lo que mejor se me da”.
Poco sorprende ya ver a una mujer al volante de un autobús, explica la hija. “Solamente ocurre con algún abuelo de algún pueblo que se extraña, pero nosotras estamos igualmente capacitadas”, dice. “Ojalá muchos conductores tuvieran la sensibilidad de las mujeres”, apunta Miguel Chocarro. “No es porque sean mi familia, pero sé que la gente está muy contenta con ellas. Y sobre todo mi hija conduce muy bien, el cliente lo dice”, piropea el padre.
¿Y qué opinan las protagonistas de la historia? ¿Quién lo hace mejor de los tres? “Mi madre y yo hemos aprendido con mi padre. Nos da consejos muy buenos y los aceptamos. Él es el mejor al volante, por su experiencia. Pero con los años lo seré yo”, se ríe la hija.
